Como si tus manos
se deslizaran por mi cuerpo,
así
experimento
el transcurrir
de esta niebla
que cubre
y revela el detrás;
aunque pocos puedan verlo
o sean capaces de verlo;
atravesar lo insondable,
sin temores, sin reparos,
¡sin prejuicios,
sin autoengaños!
de eso se trata
esto que llamamos vida
y hay días que pasan como si tal,
esas inesperadas o esperadas lágrimas revelan
que ni nos dimos cuenta de ello;
otro domingo
pasará y antecederá al lunes poco ansiado
por muchos;
¡da igual!
fechas, estaciones,
frío, calor, sol, lluvia,
importa
lo que nos impulsa a seguir,
¡importa nuestro "clima" interior!,
nuestra fecha, nuestra estación, nuestra música,
¡esa canción que no para de escucharse en nuestra cabeza!
la que por alguna razón -o ninguna- cantamos
por cualquier parte,
olvidándonos
de quién nos escucha,
¡inmersos por completo en ese probable desahogo del alma,
de los sentidos!
la niebla
se abrirá y sabremos
lo que esconde
o intenta esconder
nuestro a veces, temeroso
corazón;
se descorrerá el telón
de las mentiras
las que ocultan
lo que en verdad nos hace vibrar,
lo que ansiamos decir,
¡gritar!.
Pero entonces...
¿por qué callamos?,
¿por qué volvemos y volvemos
a silenciar esa voz sola, desesperada
que solo clama
amor, amor, amor?
no más oscuridad,
no más disfraces, ni máscaras,
no más autoengaños:
el domingo transcurre
en un soplo.
Y los instantes,
nuestros instantes
por vivir
al parecer,
están
muy apresurados.