domingo, septiembre 26, 2021

¡Ese sentirse nada!

 Hay palabras

urgentes, no tanto,


no necesito preguntarme

el por qué;


ni cuestionarme

su arribo,


su objeto,

su modo, su momento;


hay palabras.


Sé que siempre estarán,

aun cuando me resista a ellas,


aun cuando no tenga las ganas,

aun cuando no acepte sus insistentes propuestas;


hubo, hay y habrá

-no dudo ya de mis inclinaciones-;


el verbo se desliza entre mis dedos

y siempre algo surge,


inesperado


o planeado de antemano

y luego transformado;


el nada sencillo

ni confortable oficio de escribir;


pasan los días

y ese temor, ese vacío,


¡ese sentirse

nada!


mas de pronto, 

regresa la música celestial,

-o no tanto-


revoloteando

por estos sitios,


por los que sea,


mientras mi cabeza,

mi espíritu lo permitan,

lo deseen;


habrá palabras

cuando pierda a quienes amo,


las hubo

cuando he perdido a tantos,


cuando yo misma

me he perdido;


habrá cuando brote una idea,

un sentimiento;


habrá

cuando desaparezca,


cuando me atraviese 

la daga de su ausencia;


habrá palabras de rabia,

de festejos, de sueños cumplidos


e incumplidos;


de sueños inimaginables

por soñar;


habrá si alguien las pide

siempre que ellas y mi ser 

estén listos;


me sentiré muy sola,

muy muy sola


cuando ya no vengan a mí


mis entrañables, catárticas,

acariciantes, abrazadoras,


¡motivadoras!


palabras.

Hablo de pasión

¿ Por qué se ha ido?


mi corazón late,

late con fuerza inusitada;


¿por qué?-se pregunta-

¿por quién?-sigue preguntándose-;


¿por mí?

-casi lo afirma-;


¿por él?

-casi no le caben dudas-;


¡hablo de pasión!


la hubo

durante mucho tiempo

en esta mirada;


¿por qué me siento sola

aun en medio de la gente?


¿ellos me ven,

ellos se darán cuenta?


¿yo me doy cuenta?


¿por qué ya no es tan azul

este cielo tan azul?


¿por qué el verde de ese árbol,

de aquel otro,

sus flores, el perfume


no hacen vibrar mi sangre,

no me detienen,


no bloquean

mis pensamientos nefastos?


¿esto es, acaso, una enfermedad?


¿tiene cura?


una sola palabra

alcanzaría;


una insignificante

y tan significante señal


de que estás


lejos

pero tan cerca.


Pasan los días,

los meses, los años,


la vida;


ignoro si alguna vez accederé

al milagro

de la voz soñada,


a la respuesta a tantas preguntas,


si dejaré de imprimir en el espejo

la expresión vacía

de un yo que ya no es,


que al parecer,

tampoco entiende.

lunes, septiembre 20, 2021

El espíritu sonríe (con sus laceraciones a cuestas)

Desfilan, desfilan,

primero, lentamente,


el paso calmo,

calculado;


luego, la pisada firme,

la que hace temblar el suelo,


en casa,

dentro mío;


¿el miedo

otra vez?


cada día debo recordarme

quién soy, para qué, por qué,

si vale la pena


si este, otro recuerdo

me sumaron, me restaron;


lo que es evidente

es que me veo pálida.


Aun sabiendo

que no volveré a ser la misma


insisto,

insisto,


¡insisto!


por esa cuestión 

de no darme por vencida,


nunca fui

de los que claudican;


siempre de frente,

las palabras directas,

las actitudes claras, contundentes


que no dejaban, no dejan

dudas;


me fue mal,

me fue más o menos


y me fue bien;


no cabe en mí

el abandono de un propósito,

el que fuera,


desde el más simple

hasta el imposibilísimo


en mi caso,

se vuelven desafíos,


¡todos lo son!


así, al ir a su encuentro,

me abofeteen, me den la espalda,

me nieguen, intenten destruirme;


al regresar,

con sus laceraciones a cuestas


el espíritu sonríe,


convencido

de que pese a los obstáculos,

hice todo y más,


nunca retrocedí

ni di por perdidos


absolutamente a nada,


absolutamente a nadie.

martes, septiembre 14, 2021

Estallido de insistencia

 Como una antítesis

 de mi lobreguez matutina


ahí está:


el cerezo

florecido;


el sol

lo encandila,

lo ennoblece;


la naturaleza,

pese a todas las afrentas


renueva su reinado infinito;


sin preguntas,

sin dudas,


sin días más o menos buenos,


está


y es para todos;


los que saben verla,

gozar de ella

en sus distintos procesos;


también, de quienes la ignoran,

quizás, aplastados por sus propias disputas;


mis problemas, mis miedos,

mis incertidumbres


se aquietaron.


Es su tiempo

-o el mío, en verdad-.


Solo me detengo

a contemplar, a fotografiar


literalmente y en mi cabeza


tremendo estallido

de reinicio, 


de no renuncia,

de insistencia.


De ningún modo,


una débil e insegura

subsistencia.


martes, septiembre 07, 2021

Tu nada y mi todo

Me fui

en puntas de pie


para que no lo advirtieras,

-aunque ya no me importara-;


no hubo reclamo

alguno;


ni mensajes,

ni llamadas,


ninguna cuestión.


Como si hubieras sabido

ese mismo día o quizás, desde antes,


que me cansaría

de tanta nada

de tu parte


y tanto todo

de la mía;


¿no quisiste, no pudiste,

no intentaste

cambiar, hablarlo, ver qué podía "arreglarse"?


no.


Te quedaste

inmóvil


en el sillón confortable

de tu nada;


yo me llevé


la incertidumbre,

los desafíos,

las ansias


de mi todo.

Ni la lluvia se detuvo

Las historias de siempre

continuaron;


los problemas 

no disminuyeron,

-muy por el contrario...-;


los miles de temores

prosiguieron:


me acostaban por las noches,

me despertaban por las mañanas,


me destapaban

hasta dejarme desnuda, fría,


¡sola!


tan sola

que nadie, ni yo

podía comprenderlo;


pero algo hizo que resurgiera,


al parecer, no era mi momento,

no era mi final.


Lo sabía,

ignoro el por qué;


así, tu desamor se sostuviera;


así, mis insistentes mensajes

intentaran embestir, en vano,

tu impenetrable silencio;


la lluvia no se detuvo, no;


tampoco, en esa ocasión

en que los rayos me paralizaban.


Todo siguió igual

o empeoró


o sigue empeorando;


ya no hay lluvia

en mis pupilas:


el viento helado

se ocupó de secarlas


y la ínfima convicción

de que aún,

-pese a todo-


estoy aquí,


¡estoy viva!

Cristina Del Gaudio

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