Importa
el sol
una vez más
con su mirada envolvente;
importa
estar aquí,
con nuestros más,
con nuestros menos;
importa
poder aceptar,
finalmente,
que no puede imponerse el amor,
como tampoco el olvido;
que no siempre no se dice
porque no se siente,
que no siempre se dice
porque, en verdad, se siente;
un año más
y recomienza
el aprendizaje;
el que nunca acaba
hasta el final;
se valora lo que se dejó de lado
en pos de un recuerdo
que no era, no es
más que eso;
lo tangible
está acá,
esto es lo
verdadero.
¿Qué importa haber sufrido,
qué importa haber pretendido
reinventar aquella historia?
lo cierto
es que el amor está
no solo en días felices,
de risas, goce, placer;
está en los momentos de dolor,
miedo, necesidad de compañía:
la mano que te dice:
no estás solo,
lo demás...
palabras, frases
huecas, oportunas
para un momento,
para revivir una instancia,
para fantasear con algo que se extinguió
hace rato.
¡Perdí tanto tiempo
detrás de lo inalcanzable,
lo que formó parte
de mi propio imaginario!;
hoy
quiero vivir
esto que soy,
con quien también es
lo que es,
sin engañosas
ornamentaciones verbales;
sin promesas
que son solo egoísmo,
ansias de posesión,
promesas al pasar
se esfuman como los minutos,
las horas;
hoy ya no
creo en ellas,
no son ni serán más
mi asidero;
hoy
me abstengo
de la mentira.