domingo, enero 12, 2020

Fue un honor haberte encontrado

Que dejaras algo
sobre la mesa.

¡Qué curioso!

al parecer, eso me daba
cierta tranquilidad,

en verdad,
toda la tranquilidad.

¿Cómo hubiera podido, siquiera, imaginar,
al ser tan joven
todo eso que pasaba por tu cabeza,

todas esas dudas,
todos esos miedos,

cuestiones que llegan a entenderse,
-o no del todo-
al alcanzar una edad determinada?

no importaba

si tu encendedor favorito,
si alguno que otro objeto 
quedaban o no sobre la mesa del bar.

Volvías,
volvías, de todos modos.

Hasta que ya no hubo necesidad
de tales verificaciones,
por cierto, inocentes;

hasta que no hubo dudas.

Un día

dejaste de buscarme,
dejaste de llamarme,

me dejaste.

Nunca pude conocer
la razón de esa huida repentina;

y si bien, años más tarde
te encontré, por casualidad,

en esa esquina
de Cabildo y Juramento,

y me invitaste a tomar un café
y acepté,

ya no recordé aquello
que siempre hubiera deseado preguntarte.

¡Había perdido el sentido!

el amor se había acabado,
también, el mío.

Fue lindo, 
de todos modos,

no hubo reclamos,
ni recuerdos;

no se mencionó nada,
ni un solo detalle que remitiera al tiempo
en que habíamos estado juntos.

(Raro).

Solo ese presente,
vos, impecable,
yo, un poco nerviosa
pero no tanto;

ambos, conversando, riendo,
ambos, viviendo el momento,

¡nos despedimos
agradeciéndonos!

no se trató de un mero formalismo,
no había por qué "quedar bien".

"Gracias,
fue un honor haberte encontrado",
-te dije-

"el honor fue mío",
-respondiste-;

me besaste, nos besamos,
tímidamente,
en los labios

y nunca más,

nunca, nunca más

supimos nada, en absoluto,

el uno del otro.


Cristina Del Gaudio

Seguidores