Claro que sufrí
y demasiado;
claro
que te perdí
y más de una vez;
claro
que tus palabras
fueron tan directas
que perforaron, sin preámbulos,
la gigantesca nube onírica
que mi imaginación, incansable,
había construido;
claro que todo
se dio, de varios modos,
para mal, para bien,
para nada.
Pero ¿cómo justificaría
esas sensaciones
que noche tras noche
vivifican tantos insomnios,
dan calor,
dan inspiración
a tantas palabras,
tantísimos poemas
que a algunos
hacen sentir identificados,
que a tantos
llegan
con su fracción de "verdad",
más el inevitable toque hiperbolizador
del artista?
Parte, todo el padecimiento,
todo lo amoroso,
todo lo dañino,
toda esa emoción,
también, el sufrimiento
que nos ocasionamos
deambula entre estos versos;
y otros tantos
que alguna vez
compartiré
con ustedes,
conmigo.
¡Y los que vendrán!
es incalculable
la literatura que me significó,
me significa,
les significa
esta apasionante,
complicada, alegre,
penosa
historia de...
¿amor?