La gran felicidad:
así,
con letras multicolores,
brillantes,
¡qué flash!
videos,
imágenes,
ediciones
cada vez
más sorprendentes,
en ese intento,
inacabable
de atravesar,
de superar
lo nuevo, lo último,
lo que todos tienen
o pretenden;
lo que ansían o creen ansiar;
la gran felicidad
hoy parece
pasar por eso;
me siento rara
pues, nada de lo estridente
me produce, siquiera, placer;
por el contrario,
me abruma, me perturba,
me distrae
de lo importante
para mí:
una pequeña salida
quizás o seguramente
a tomar un café
quizás o seguramente
en el mismo bar
de siempre;
el café de siempre,
la torta de siempre,
las servilletas-bocetos
de siempre;
¿aburrida?
tal vez.
No necesito
correr todo el tiempo
detrás de las hiper-novedosas novedades;
("Nada te ata
a leer la novedad",
decía Luca);
nada me ata,
en verdad,
a buscar, indagar,
perseguirme
en pos de lo que debería sorprenderme,
deslumbrarme;
el vuelo de una mariposa
a mi alrededor,
su aleteo naranja,
sí me sorprende;
aquel árbol,
mitad verano,
mitad otoño,
me moviliza,
llena mis ojos y mi alma;
la enredadera con flores violáceas
que no se sabe quién puso ahí
o cómo surgió en ese sitio,
a la vera de la vía del tren,
también me sorprende,
así, la vea día tras día,
así, atraviese ese sitio
todo el tiempo;
mi rostro en el espejo,
cuando se ve feliz,
me hace sentir tan bien,
¡me reconforta!
el viento
que azota, implacable
las persianas,
así, lo haga con asiduidad,
me sorprende, me sobresalta,
me obliga a cubrirme,
a gozar de ese calor
detrás de las paredes
de mi casa;
me sorprende y muchísimo
ver a mi pequeño pino
cada vez más frondoso,
más alto,
admiro su resistencia
al viento, las lluvias intensas, ese sol tremendo;
sigue haciéndome sentir parte
de su naturaleza,
así, jamás lo sepa,
yo lo sé
y eso basta.
Por eso, insisto,
no se necesitan
anuncios a viva voz,
ni carteles centelleantes,
ni luminarias,
ni tecnología de última generación
que nunca es la última;
la felicidad
está ahora mismo,
a mi lado;
también,
es probable,
en otros lugares,
con otra gente,
ojalá
sepan verla,
mientras planean
su próximo viaje
al lugar más exótico
posible
para ¿huir?
nadie puede huir,
vaya a donde vaya,
de sí mismo,
de sus dudas, de sus problemáticas,
de sus ocultamientos;
se es quien se es.
Para finalizar, -como repite siempre una vieja amiga-:
"ningún lugar es un paraíso".