lunes, marzo 02, 2020

Enteros

Más allá
de lo que un otro

haya hecho
o dicho,

lo peor,
lo que nosotros consideramos
lo peor,

en verdad,
lo que más dolió
y nos duele;

más allá
de mentiras, engaños,
fraudes,

más allá de que alguien, de pronto
nos haya elegido
para reírsenos en la cara,

¿qué importa?

¡estamos enteros
si nuestro espíritu lo está!

y bien valió
la ilusión,

así,
durara lo que un suspiro
o menos;

bien vale

lo que se aprendió,
lo que se creció,

lo que sumó
-aunque en principio
haya parecido todo lo contrario-;

si uno confió, sintió, se alegró,
disfrutó,

(todo ocurre
por alguna razón),

no importa cuán vil,
cuán engañoso,
qué tan manipulador
haya sido

el proceder de cualquier persona
malintencionada, enferma,
lo que sea que le ocurra;

alguien que quizás, disfruta
el hecho de dañar a alguien,

al creer que lo somete,

al llegar a someterlo,
aprovechándose de sus debilidades,
de sus carencias,

de su soledad,

de su inocencia.

Todos podemos
ser víctimas

si somos sensibles,
si no nos volvimos muros pétreos
sobre los que los golpes rebotan

y todo sigue,
imperturbable, lineal,
tedioso

pero sigue.

Quizás, esto sea lo conveniente
en un mundo
en el que todo parece ser solo supervivencia

a cualquier costo;

Mas si uno no es de ese modo,
no puede, no le interesa,
se muestra tal cual es,

si esta opción de vida
alimenta, en más, en menos,
la vileza
de tanto maquiavélico existente,

será él
quien cargue, cargará con este peso;

no tiene culpa
quien cede,

quien no se da cuenta,

pues necesita confiar
en que algo puede, podría suceder,

en que no todos buscan
el mal de sus semejantes;

en que todavía,
pese al desastre que arrasa a la humanidad,

pese a la deconstrucción
de los valores, de los afectos,
de la empatía

siempre existirá esa flor,
la que brota en el lodazal,

la flor azul,

la flor

de la poesía.



Cristina Del Gaudio

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