Y uno se pregunta
si debería cambiar,
si debería fingir que cambia
en realidad,
si debería
hacer de cuenta
de que piensa, actúa,
ríe, disfruta, existe
convertido en una patética versión
de algún otro, de otros;
¡Y hasta se confunde!
por ahí, trata de imitarlos
y no.
No se puede ser
quien no se es;
se puede fingir,
claro,
¿pero qué clase de vida
sería una vida camuflada,
un montón de actos, dichos
impuestos e impostados,
las palabras justas, necesarias,
las que "encajan"?
¿qué sería de quien procede así
al darse cuenta,
frente a su próxima, definitiva
partida
en medio del torbellino del dolor,
del miedo,
de que fue, de que vivió
como un títere,
fácilmente manejable,
una mala copia
que no alcanzó nunca el status de original?
Por eso,
se está a tiempo,
así, digan lo que digan,
así, no les interese, ignoren lo que uno piense,
critiquen si ayudás,
critiquen si no ayudás a nadie,
te juzquen molesto
si te ocupás de algo o de alguien,
insensible, egoísta,
si no lo hacés;
¡se es como se es!
¡se actúa según uno lo considera!
le haga ruido, enoje
perturbe el raciocinio,
el discernimiento
de cualquiera.