No quiero
seguir torturando mi cabeza
con esos pensamientos horribles:
¿quiénes fueron,
por qué lo hicieron,
para qué?
me refiero, claro,
a este desastre.
Quiero devolverle a mi mente
alguna de esas fotografías que se eternizan,
por ejemplo,
una o alguna más de mi papá
preparándome un té de tilo
cuando estaba nerviosa,
antes de un examen;
quiero ese último beso
en la frente
pero que no hubiera sido el último
¡que hubieran sido muchísimos
más!
quiero esa ocasión
en que le cebé unos mates,
-le encantaban-
entonces, lo tomé de las manos
¡y le gustó tanto!
lo sé
porque me miró
y sonrió.
Quiero ese cumpleaños,
ese y tantos otros,
todos juntos,
él, enojado cuando recibía
algo pequeño;
no era por interés,
nada que ver,
siempre quería ser el que recibía el mejor regalo,
quizás, eso lo hacía sentir
el más querido,
el preferido, o algo así;
¡cuántas cosas, cuántos momentos,
cuántas historias,
ahora que nada de eso está,
que nada volverá
ni siquiera a ser igual
a lo que era hace un par de meses!
nunca olvidaré ese día en que hicimos esos panqueques
juntos,
me gustaba
que reconociera mis méritos,
¡así fuera el de saber hacer
unos ricos panqueques!
me enseñó
a darlos vuelta en el aire
y cuando lo conseguí
lo viví
como a una victoria,
les juro.
Ínfimos detalles,
pequeños logros,
¡pequeños y tan grandes!
todo era realmente significativo
y lo sigue siendo
en una parte que por suerte, supe atesorar:
en un libro de notas
que guardo como a un tesoro,
dentro mío
al que cada tanto,
se le escapan algunas hojas
que cuentan sobre aquellos inolvidables instantes
convertidos en palabra, voz.
Mi mirada, furiosa,
a su compañera de trabajo,
-nunca pude disimular
ni mis celos ni ningún sentimiento
de ninguna clase-
cuando tomábamos
el mismo ómnibus
y coincidíamos con ella.
Mi papá se enojaba,
le contaba a mi mamá
sobre esto.
¡Esos celos provenían
de su influencia!
ni mi madre, ni yo podíamos mirar a alguien
y que nos mirara, a la vez,
pues no podía evitar
sentir ese nudo
y se le notaba.
¿Miedo a perdernos?
jamás nos perdería.
-Nosotros, a él,
en todo caso-;
podrán transcurrir décadas,
podrán acontecer miles de situaciones
como esta, similares, peores,
podrá destruirse todo,
podremos perderlo todo
pero jamás, ¡jamás!
su recuerdo.