Si no puedo ser libre
¿de qué sirve este oficio,
este don,
este designio?
si no puedo expresarme
como deseo,
si no puedo contar
algo que está sucediendo,
o lo que opino
sobre ello,
sobre lo que sea,
¿cuál sería el sentido,
mi sentido?
¿en qué convertiría mi humilde
e irrevocable misión?
¿en enarbolar banderas que no me son afines?
¿en complacer a quienes buscan
someternos, silenciarnos,
acabarnos?
jamás.
Seguiré escribiendo y escribiendo
sobre lo que me plazca,
le guste a quien le guste.
No soy ni seré de los que se desviven
por quedar bien, decir lo correcto,
no arriesgar;
el "no te metás",
un clásico,
al menos, por este sitio,
nunca fue para mí,
ni para tantos otros,
por suerte.
¿Cómo se concibe
a un escritor, un poeta,
un compositor, un guionista,
en fin, un artista
de la palabra, del decir,
del canto, de la imagen,
con la boca, los oídos, la vista,
las manos,
¡el alma! sellados?
¿cómo podría cualquiera
de los tantos hacedores del arte
exhibir lo que hace falta que se exhiba,
sin pluma, sin papel,
sin lienzos,
sin pantalla, sin medios?
pensé que habían pasado
aquellos tiempos,
los de la oscuridad.
Pero no.
Aquí me tienen,
censurada solo por un simple comentario,
seguida y perseguida.
No podrán con mi voz,
no podrán,
así, me amordacen;
siempre seré yo,
siempre estaré
aquí, donde sea,
donde algo de lo tanto
que podría contarles,
acerca de una realidad
que es innegable
-aunque muchos no sean conscientes
o tengan miedo
callen,
nieguen,
intenten distraerse-;
insistiré en hacer foco en ese algo o mucho
de lo que están haciendo
para boicotear nuestra libertad de expresión,
¡nuestra libertad,
el más precioso y preciado
de los bienes!