desde acá.
Ni idea
de dónde estoy.
No veo a mi gente,
no la veo,
no la veré.
Es probable
que nunca más.
Hay personas, muchas, de todo tipo,
hay personas que también sufren;
¿cómo hacen
para que no se les note tanto?
algunos se me acercan.
Como no los miro,
ni les hablo
se alejan
sin intentar nada.
El silencio
es casi absoluto,
apenas, interrumpido
por el ruido de los cacharros
en que nos traen el alimento
y algún murmullo
entre algunos de los presentes
o ausentes.
No se si entienden
de qué se trata esto.
Ojalá que no.
-por ellos, claro-.
Solo esperan.
Saben esperar.
Yo nunca supe esperar.
Y ahora...
Cárcel de lujo,
cárcel..al fin.
No puedo comer,
el estómago tieso, clausurado,
negado a digerir
lo que fuera.
De todos modos,
nadie va a insistirme.
Quizás muera.
Pero no de esta enfermedad.
¿De hambre?
¿de frío?
¿de amor
como, ilusa,
imaginé tantas veces?
no.
De miedo.