martes, junio 23, 2020

La no previsión del ayer (pero sin vos)

Caminando
por el sendero de tus ojos,

aquí estoy de nuevo,
donde vuelvo a respirar tu respiración;

sucumbo, -no puedo evitarlo-,
ante tamaño poder hipnotizador;

es el ayer,
es la inconsciencia del ayer,

es la no previsión del ayer
-más o menos
como la de hoy-

pero sin vos.

La misma esquina
donde el mismo terreno
arroja ramas hoy secas,
con alguna que otra hoja amarillenta;

sin embargo,
no es la misma.

¡No puedo creer
que no la recuerdes!

Ni siquiera, a ese beso,
el primero, 

¡aún puedo sentirlo,
aún late mi corazón
cuando regreso a ese momento!

En tanto,
las enmarañadas, desprolijas extensiones
de esa manifestación natural

siguen invadiéndolo todo,
apenas, se puede atravesar esa vereda

y si bien se prolongan
hasta paredes ajenas,

a nadie parece ocuparle
ni preocuparle;

nadie reclamó ese sitio,
nadie lo ocupó ni ocupa.

Cada vez que paso
me arroja aquella fragancia verde brillante, única,

la belleza simple
de las pequeñas flores blancas sobre el césped,
flores de las cuales se desconoce su proveniencia;

quizás,

persista ese halo,
el del fogoso abrazo,

¡tan jóvenes,
al amparo de tremenda exuberancia!

¿toda aquella energía,
ese calor o sus ínfimas brasas

serán los que impiden
su desaparición?

¿habrán vuelto al paisaje
invisible?

tal vez,
su antigua magnificencia
habite otra dimensión temporal

en la que solo es visible, tangible,
para mí

¿lo será para alguien más?



Cristina Del Gaudio

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