que tus ojos
me revelaran
lo que imagino, deseo;
que fueras
el impulso,
las ganas descontroladas;
¡que fueras la pasión
la más incontenible pasión
que vibra en el cuerpo, en el espíritu,
luego
de un interminable letargo!
eso querría.
Eso
y todos los abrazos,
los besos, las caricias,
las palabras,
todas las que quisieras decirme,
en el oído,
¡gritándolas!
sin miedos,
sin prejuicios;
eso
y mucho más,
mucho, mucho más
y nunca cansarme,
no tener que pedírtelo,
ni recordártelo;
no tener
que ansiar que lo adivines
y quedarme esperando
en vano,
portando, siempre
alguna lágrima,
o varias;
quisiera, en fin,
que fueras ese sueño
en especial,
cuando estoy despierta.