Sostener el sueño
¡hoy cobra
tanto pero tanto valor!
la vigencia
de la perspectiva,
del bastión de la idea;
del cada día,
del cada nuevo comienzo;
hoy
es de valientes
no haber desistido.
Honro, me emocionan
aquellos que insisten, apoyan,
ayudan, desde donde
y como pueden
a algunos
a los que las penas los desmoronaron,
a los que cada amanecer
tienta a renunciar,
a los que se dieron por vencidos
sin haberlo sido todavía.
Gracias a tantos recreadores
de la lucha,
mi propia obstinación,
mi propia negación
al abandono
de mi bandera de principios,
de mi bandera que retoco
todo el tiempo
y le pongo más y más colores
y le coloco alas más fuertes
para que no se me olvide,
¡para que nunca se me olvide!
-aunque por momentos,
casi casi se me olvide-
no olvidarme
de quien soy,
por qué, para qué
sigo,
persisto,
convoco a persistir;
nunca dejo de mirar el cielo, el sol,
la lluvia,
los árboles,
y me quito el sombrero;
pues, me recuerdan
que ni siquiera se trata de objetivos,
ni de grandes planes,
dudas, ni certezas;
se trata de seguir
en pie,
respirando,
pensando, haciendo, diciendo
lo de siempre,
como antes -o no, mejor que antes-
así, no se halle ni el más mínimo
incentivo.