Tengo que escribir.
No sos vos, ni yo,
ni aquello que cuesta tanto
mencionar;
tengo que escribir
porque se sabe,
todo está muy complicado
por acá;
porque está todo muy complicado
también por allá, -aunque, quizás, no tanto-.
Tengo que escribir
porque sé muy bien qué decir, qué aconsejar
a los demás;
hasta soy capaz de aliviar sus penas,
sus pérdidas,
sus ausencias;
y podemos hablar
de las fotos que casi siempre,
son sonrisas de mentira;
mas cuando me toca a mí,
no sé muy bien cómo explicármelo,
cómo incentivarme cada día,
cómo hallar algún móvil para salir del cobijo;
cómo seguir sobreviviendo,
a la espera de lo peor.
Tampoco podría definir lo que me pasa
con vos, conmigo,
con lo difícil en más, en menos
que está todo,
con mis propias fotos
que creí nunca mentían.
Les digo que si lo hice
ni siquiera lo advertí;
tal vez, fue una sonrisa auténtica
aunque momentánea,
me engañé por un rato
pues me sentí libre,
¡no tenía que cuidarme de esto
ni de aquello otro, ni de nada!
¡a cara descubierta!
el viento,
enredando terriblemente
mi pelo;
pero sí, en esos momentos
yo sonreía, me sentía,
me siento
feliz.
Me pasa lo mismo cuando escribo,
como ahora;
no hay demasiado invento:
entrego mi alma a quien sea que me lea,
mis pensamientos, mis más profundos temores,
mis oscuridades
insondables.
Aun, si está todo tan difícil
por estos lados,
-¡claro que donde estás vos no es tan tremendo!-;
a pesar de que algunas fotos, videos
sean engañosos,
¿qué alternativa queda?
las mentiras
apenas, se distinguen
de la supuesta"verdad";
sus disfraces de certezas
se superan,
nos superan.
¿Importa, acaso?
por un momento, puede que se crucen
esquirlas de un pasado,
ilusiones que van desdibujándose;
¡tantos sueños, tantos besos,
todos esos abrazos!;
poco a poco
iremos olvidándolos.
Nuestras preguntas se desvanecerán,
hartas de no hallar respuestas convincentes.
Los miedos, de tan debilitados
se desplomarán;
los reemplazará
un sabor amargo,
indefinible.
Y nada habrá ya en qué pensar,
ni dudas, ni enojos, ni ansias, ni orgullo,
¡si nos privan, absolutamente, de nuestra voz,
de nuestra identidad!
no seremos nada,
nadie,
¡no seremos más!