miércoles, enero 13, 2021

De mentiras disfrazadas de certezas

 Tengo que escribir.


No sos vos, ni yo,

ni aquello que cuesta tanto

mencionar;


tengo que escribir

porque se sabe,

todo está muy complicado


por acá;


porque está todo muy complicado

también por allá, -aunque, quizás, no tanto-.


Tengo que escribir

porque sé muy bien qué decir, qué aconsejar

a los demás;


hasta soy capaz de aliviar sus penas,

sus pérdidas,


sus ausencias;


y podemos hablar

de las fotos que casi siempre,

son sonrisas de mentira;


mas cuando me toca a mí,

no sé muy bien cómo explicármelo,

cómo incentivarme cada día,

cómo hallar algún móvil para salir del cobijo;


cómo seguir sobreviviendo,

a la espera de lo peor.


Tampoco podría definir lo que me pasa

con vos, conmigo, 

con lo difícil en más, en menos 

que está todo,


con mis propias fotos

que creí nunca mentían.


Les digo que si lo hice

ni siquiera lo advertí;


tal vez, fue una sonrisa auténtica

aunque momentánea,


me engañé por un rato

pues me sentí libre,


¡no tenía que cuidarme de esto

ni de aquello otro, ni de nada!


¡a cara descubierta!


el viento,

enredando terriblemente

mi pelo;


pero sí, en esos momentos

yo sonreía, me sentía,

me siento


feliz.


Me pasa lo mismo cuando escribo,

como ahora;


no hay demasiado invento:

entrego mi alma a quien sea que me lea,


mis pensamientos, mis más profundos temores,


mis oscuridades

insondables.


Aun, si está todo tan difícil

por estos lados,

-¡claro que donde estás vos no es tan tremendo!-;


a pesar de que algunas fotos, videos

sean engañosos,


¿qué alternativa queda?


las mentiras 

apenas, se distinguen

de la supuesta"verdad";


sus disfraces de certezas

se superan,


nos superan.


¿Importa, acaso?


por un momento, puede que se crucen

esquirlas de un pasado,

ilusiones que van desdibujándose;


¡tantos sueños, tantos besos,

todos esos abrazos!;


poco a poco

iremos olvidándolos.


Nuestras preguntas se desvanecerán,

hartas de no hallar respuestas convincentes.


Los miedos, de tan debilitados

se desplomarán;


los reemplazará

un sabor amargo,

indefinible.


Y nada habrá ya en qué pensar,

ni dudas, ni enojos, ni ansias, ni orgullo,


¡si nos privan, absolutamente, de nuestra voz,

de nuestra identidad!


no seremos nada,

nadie,


¡no seremos más!



Cristina Del Gaudio

Seguidores