De la desconfianza
no se regresa,
de las decepciones,
no se regresa,
mucho menos,
de las traiciones;
del pánico
se regresa
pero la cura
lleva su tiempo,
a veces, demasiado;
de la rabia, del rencor
quizás, tampoco se regrese;
¿y del amor?
puede ocurrir que transcurran meses,
años, incluso, muchísimos años
y sucede, aunque no sea tan frecuente
que se regresa
y resulta mejor,
con más ganas,
más ímpetu;
de otro modo,
diferente pero no menos divertido,
creativo, excitante.
¡Qué maravilloso volver
a sentir si no es exactamente eso mismo,
algo que se le parezca o no tanto
o no se le parezca en nada
y sea aún mejor,
mucho mejor!
los años enseñan
acerca de muchas cuestiones;
se aprende a disfrutar de aquello
que se nos pasó, que no valoramos
en su momento,
que dejamos ir
¡y cuánto lo hemos lamentado!
ojalá muchos
que hoy están solos
y extrañan a un viejo amor
vuelvan a él
desde otra perspectiva, más inteligente,
menos prejuiciosa, más embriagadora,
como si fuera una torta
con todos esos ingredientes que nos tientan y más,
degustándolos lentamente,
ya sin aquella prisa,
ni esas presiones,
ni esos temores.
Un amor todo pasión,
ternura, entendimiento,
fusionados de tal modo
que apenas, podria diferenciárselos.