Sin saber muy bien por qué
estoy aquí,
sin poder discernir
si es a vos, a aquel, a ese otro
a quien extraño
-pero no tanto-;
a quien dedicaría una canción
si de canciones se tratara,
o una pintura,
si ese fuera mi arte;
la cuestión es que es domingo
y es muy loco todo lo que pasa
por la cabeza de un poeta
que en lugar de poeta
sueña con ser cantante,
pintor, escultor.
Todo por no ser él,
todo por no ser yo,
siquiera por un rato,
un día, dos, un mes;
es curioso:
los árboles se mecen suavemente,
la primavera
puede ya olerse,
el viento es suave, por momentos,
para transformarse en ráfagas sonoras;
es curioso
estar acá siendo lo que soy
al menos, lo que creí ser siempre
¿y desear ser otra persona,
otro arte, otras metas, otros sueños?
no sé bien quién escribe
estas líneas:
¿la que fui,
la que creo que tengo que ser
o seguir siendo?
¿quién soy
en definitiva?
tal vez, todas:
la del jumper largo
que hacía reír a mi compañera,
la del beso inolvidable
en la esquina arbolada y oscura,
la de los amores furtivos
y los "serios",
la de las lágrimas
cuando vi publicados,
¡por primera vez!
un par de poemas propios en una antología;
la del reto de la convivencia;
la de mi primer libro, pequeño,
con esos textos que hoy me cuesta reconocer;
la que años después organizó, compiló,
corrigió
otro puñado de poemas, historias
en un segundo libro
más lindo, más grande,
más vendible;
la que ahora mismo
con miedo y no demasiadas ganas,
acaricia estas teclas
en definitiva,
para insistir en el conflicto existencial,
el de siempre,
el que repta en mi interior
desde mis primeros años:
¿quién soy?
¿si no fuera esta que soy o lo supongo,
quién sería, qué haría, a qué me dedicaría?
me harté
de los rótulos,
mucho más, de las explicaciones,
de las respuestas innecesarias.
Soy.
Es todo.
Buen domingo.