nunca desaparecerán
del todo;
sus protagonistas
andan, andarán
de aquí para allá
pregonando su existir
armado
de una u otra forma
o desarmado,
tal vez, más libre;
aunque exista
atesorado en un arcón secreto,
un nudo, una espina
que lacera, corroe;
se evita, se niega,
¿se olvida?
¡es que hay que seguir!
porque es difícil
desarmar lo armado,
como difícil
armar lo que se desarmó;
entonces, los unos y los otros
cuando cierran, cierren los ojos
solo quieren, querrán dormir
mas ¿cómo apaciguar
la resaca de los besos,
las miradas, los tantos recuerdos?
¿cómo silenciar
las palabras, ¡las voces!:
esos aullidos alterando la soledad del cuarto?
unos y otros
no pueden, no podrán
detenerlos
o no lo desean, ni lo desearían.
Incluso los buscan,
los buscarán,
inconsciente o conscientemente,
¡desesperados!
cual mendigo hambriento
alguna moneda, un billete,
en medio de la oscuridad amenazante;
por eso, insisto:
los amores,
si en verdad lo fueron,
nunca desaparecerán
del todo.
Nunca
desaparecerán
del
todo
.
(...)