Si te escribí
lo que te escribí,
si pretendí
herirte,
aunque pasaron años
de aquello;
si me acuerdo de vos
con rabia y resentimiento,
en ocasiones,
en otras,
con tristeza y decepción;
si busco tu perfil
así, nunca encuentre ni una sílaba;
si lo intento
de todos modos
aunque sé que nada,
absolutamente nada
servirá;
¿por qué
algo me dice que insista?
¿por qué
si se supone que ya no te guardo
dentro mío
como lo hice
durante tanto tiempo?
¿por qué?
¿porque es domingo,
de noche,
y no estoy sola
pero lo estoy?
¿porque mañana comienza
una semana nueva
pero vos seguirás allá
y yo aquí, tan lejos, cada vez más lejos?
¿se trata de un capricho,
una obstinación en traer y volver a traer
un mero recuerdo, cada vez más desteñido,
débil, incierto,
súper súper imposible?
¿es una obsesión,
sos una obsesión,
una adicción
de la que no puedo rehabilitarme?
no sé.
Lo único certero
es que es domingo.
De noche.
Y algunas lágrimas residuales
todavía claman por vos, por nosotros,
por aquello;
será porque hay tan pocas opciones
para ilusionarse, para sentir,
¡sentir todas esas cosas!
que necesito, imperiosamente,
buscarlas
en lugares, bares, situaciones, actitudes,
besos, instantes, caricias, palabras,
todo parte de ese sitio
virtual,
pues, hace rato
se instaló en una fracción del pasado
que como comprobamos una y mil veces
no podemos, no queremos,
o tememos
resucitar.