viernes, septiembre 02, 2022

Incondicionales (o no tanto...)

 Todo.


  Lealtad,

  presencia,


  ¡devoción!


  llueva,

  arda el sol a morir,

  caigan rayos o piedras,


  haga lo que haga,

  diga lo que sea,


 no haga nada

 de lo que dijo o prometió.


Todo.


Por Ella.


Aunque insulte,

grite,


amenace, asuste,

insinúe que deberían temerle.


No importa.


Ahí están

y estarán.


Ellos.


La sostienen,

la aplauden, la consienten,

se ríen de sus ironías,

se burlan de lo que Ella se burla,


lloran

si Ella "llora".


Ella les da...

¿les da?


cada vez menos,

-las cosas están difíciles por acá-;


-una forma, si se quiere,

de feudalismo-,


la Señora feudal

y ellos...bueno, sin botín, ni triunfos

para ofrecerle


pero si

sumisión absoluta,

fervor, casi locura,


enseñados, como fueron,

apropiadamente;


A veces,

esa adoración

incondicional -o no tanto-

es heredada:


sus abuelos,

sus padres:

"el general dijo o hizo esto",

"el general dice siempre y hace aquello"


entre otras cosas;


y ahora:

"¿qué diría o haría el general si se levantara

de la tumba?",

por ejemplo;


Y la anterior "Ella",

la mujer del general,

mencionada en una, miles, millones de ocasiones:


la "abanderada de los humildes";


la que murió

muy joven,


la que inmortalizaron:


"la bicicleta que le dio al tío",

"la máquina de coser que le regaló a la abuela",


también, al general:


"me acuerdo de las vacaciones en la colonia que el general

organizaba en la quinta"


y así,

sucesivamente.


¿Cómo olvidarlos?


Tal vez,

algunos tendríamos que haber estado

en esa situación, en esos tiempos


y ahora, 

en la situación, en la cabeza

de sus descendientes.


Probablemente,

algo entenderíamos,


no sé.


Esteee...perdón, interrumpo un momento:


¡Ahí está Ella!

¡Va a hablar, a pronunciar un discurso!


ahora, 

en un rato nomás,

en algunas horas...


Como sea,


la esperarán.


En fin,


una historia 

de nunca acabar.


Ellos

siempre la esperarán.


sus hijos, sus nietos,

la esperarán


o si no sigue en este mundo,

la inmortalizarán.


Como a la otra "Ella",

la mujer del general,


la que les regalaba lo que necesitaban,

la "abanderada de los humildes",


la que murió tan joven,


la que antes que a su marido, el general,


eternizaron.






Cristina Del Gaudio

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