Tu ausencia
se me revela
tan presente
como la más poderosa de las presencias;
tu ausencia
pasa de mis sueños dormida
a mis sueños despierta;
salta
de hábito en hábito,
de recuerdo
en recuerdo,
de pensamiento en pensamiento:
los transforma, los vivifica,
¡se trata tan solo de una ausencia!
aunque parezca locura,
se me tornó imprescindible
esa voz que no habla,
ese escrito sin palabras ni letras ni dibujos,
¡esa nada!
¡hasta puedo oír sus pasos!
en medio del rugir del más potente viento,
en el atronar del cielo;
también, en las noches quietas, silenciosas,
cálidas,
con una luna impresionante.
Tu ausencia
tiene mucho que ver
en esta cuestión de la inspiración:
mis letras, mis frases,
estallan deleitándose en esa ráfaga
susurrante, motivadora
de tu no estar
y estar, al mismo tiempo;
-pregúntenle, si no,
a mi corazón-.
Si un día
tu ausencia tan presente
me abandonara,
si no me produjera
ni la más mínima perturbación,
ni deseo, ni melancolía
no sé
cómo seguiría
esta cuestión
de contar, contarles
historias de seres ¿infelices?
hay muchas maneras
de sentir y de estar junto
a alguien;
no se necesita
la presencia física,
ni sus líneas,
ni media palabra;
muchos no lo entenderían.
Todos -o casi-
buscan, necesitan
lo tangible, lo cercano,
¡lo posible!
cuando en mi caso,
lo imposible,
que nunca es definitivo
ni determinante
alienta mis más osadas fantasías,
exalta mi creatividad,
¡sostiene mi poesía!
activa mi intención
de seguir
promueve mi insistencia
en insistir;
la vida,
si sabemos apreciarla,
está más viva que nunca.
Y la nada
podría
en cuanto menos lo esperara
convertirse
en ese todo;
si no sucede,
no me detendré:
seguiré
alimentada, arropada
por tan omnipresente
ausencia.