miércoles, abril 12, 2023

Felicidad de fotografía

 A veces,

¡uh, tantas veces!


observo en las redes, en las calles

a papás e hijas abrazados,


cantando,

bailando, compartiendo cosas,


como amigos;


ya saben:

"compinches"

quizás, sería el término;


no me pasó.


Estoy absolutamente segura

de cuánto me quería mi papá,


así no lo demostrara

o no de ese modo;


lo demostraba

con acciones: 

"Comprale otro vestido"(a mi mamá)

"Te traje esto" (por ejemplo, una cadena con un dije muy feo, jajajajaja,

un camisón, flores en primavera, como lo hacía con mi mamá...etc.)


No había excesos

ni efusividad;


es probable que confunda

imágenes que reflejan esos comportamientos

y me autoengañe;


es probable, también,

que el amor más real, más auténtico

no necesite de "shows",


ni siquiera de palabras

ni excesivos elogios o complicidades;


es probable

que uno, -no solo me pasa a mí-,

siempre vea en otros lo que no tuvo,


piense que es mejor

y crea en ello


y se entristezca


o se confunda, 

al punto de creer, por un momento

no haber sido querido lo suficiente.


Pasa que imaginamos

la vida de otros,

como la "buena vida",


y en cualquiera de sus aspectos,

mejor que la nuestra.


No sé por qué

somos tan duros,

tan injustos

con nuestros seres queridos


y con nosotros.


Por eso,

son fotografías,

son imágenes,

son videos,


no es la totalidad

de esas existencias;


se trate de padres, hijos,

hermanos, amigos, amantes,

¡bienes materiales!


lo que fuera.


Debería detenerme

en cuánto mi padre hizo por mí:


como pasar toda la noche

haciendo cuentas y más cuentas

para llegar a pagar mis estudios,

los de mi hermano,

en sendos colegios privados


o nuestros respectivos viajes de egresados

nuestros libros ¡y todo lo demás!


Debería recordar

esas noches haciendo trabajos varios

en su galpón,


para que el dinero alcanzara,


así, al día siguiente

tuviera que acudir a su empleo,

además....


no sé si nos abrazamos 

algún día;


si recuerdo

una vez o dos

que fuimos no sé a dónde

y me llevaba del hombro;


lo abracé

en mi cumpleaños de quince

y seguramente, en otras ocasiones;


hay amores

de toda índole 

que se exhiben en demasía;


en ocasiones, no digo siempre,

no reflejan los sentimientos reales

que esas personas experimentan;


solo se trata de mostrarse,

o de-mostrar


una felicidad

que, no digo siempre,


podría ser ficticia:


un amor de fotografía,

una casa de fotografía,


una vida de fotografía.

Cristina Del Gaudio

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