A veces,
¡uh, tantas veces!
observo en las redes, en las calles
a papás e hijas abrazados,
cantando,
bailando, compartiendo cosas,
como amigos;
ya saben:
"compinches"
quizás, sería el término;
no me pasó.
Estoy absolutamente segura
de cuánto me quería mi papá,
así no lo demostrara
o no de ese modo;
lo demostraba
con acciones:
"Comprale otro vestido"(a mi mamá)
"Te traje esto" (por ejemplo, una cadena con un dije muy feo, jajajajaja,
un camisón, flores en primavera, como lo hacía con mi mamá...etc.)
No había excesos
ni efusividad;
es probable que confunda
imágenes que reflejan esos comportamientos
y me autoengañe;
es probable, también,
que el amor más real, más auténtico
no necesite de "shows",
ni siquiera de palabras
ni excesivos elogios o complicidades;
es probable
que uno, -no solo me pasa a mí-,
siempre vea en otros lo que no tuvo,
piense que es mejor
y crea en ello
y se entristezca
o se confunda,
al punto de creer, por un momento
no haber sido querido lo suficiente.
Pasa que imaginamos
la vida de otros,
como la "buena vida",
y en cualquiera de sus aspectos,
mejor que la nuestra.
No sé por qué
somos tan duros,
tan injustos
con nuestros seres queridos
y con nosotros.
Por eso,
son fotografías,
son imágenes,
son videos,
no es la totalidad
de esas existencias;
se trate de padres, hijos,
hermanos, amigos, amantes,
¡bienes materiales!
lo que fuera.
Debería detenerme
en cuánto mi padre hizo por mí:
como pasar toda la noche
haciendo cuentas y más cuentas
para llegar a pagar mis estudios,
los de mi hermano,
en sendos colegios privados
o nuestros respectivos viajes de egresados
nuestros libros ¡y todo lo demás!
Debería recordar
esas noches haciendo trabajos varios
en su galpón,
para que el dinero alcanzara,
así, al día siguiente
tuviera que acudir a su empleo,
además....
no sé si nos abrazamos
algún día;
si recuerdo
una vez o dos
que fuimos no sé a dónde
y me llevaba del hombro;
lo abracé
en mi cumpleaños de quince
y seguramente, en otras ocasiones;
hay amores
de toda índole
que se exhiben en demasía;
en ocasiones, no digo siempre,
no reflejan los sentimientos reales
que esas personas experimentan;
solo se trata de mostrarse,
o de-mostrar
una felicidad
que, no digo siempre,
podría ser ficticia:
un amor de fotografía,
una casa de fotografía,
una vida de fotografía.