Observé, una, otra vez,
esa fotografía;
realmente
éramos otros,
-siendo los mismos-;
reí recordando aquellas risas,
me emocioné recordando aquellos momentos
intensos, cálidos, dulces,
también algunos, penosos;
recordé esos lugares
en que nos besábamos,
en que lo recorríamos todo
siempre de la mano,
¡nos creíamos
uno!
¡momentos
que parecían eternos!
pero no.
A continuación,
observé otra fotografía:
una de cada uno de nosotros,
vos, por un lado,
yo, por el otro,
¿cómo pensar, siquiera por un momento,
que nos unirían las mismas aficiones, comportamientos,
hábitos, vivencias, ¡sentimientos!?
pasaron muchos años,
mucha vida
y tan poca;
me parece oler todavía aquel aroma,
escuchar aquella voz susurrante,
estremecerme en piel y alma
con tus palabras, con tus caricias,
con esa pasión,
esas ganas
que siempre
nos hicieron
creernos iguales o muy parecidos,
siendo, en realidad,
muy distintos;
esto pude comprobarlo
hace no mucho tiempo,
aunque a la distancia;
y sí,
nos separan no solo miles de kilómetros,
costumbres, rituales, festejos,
familias, amigos, situación en general,
¡compromisos!
muy diferentes;
nos separa
aquel ardor
el que estuvo muy bien
y muy activo
¡¡hace....años!!
hoy
casi dos desconocidos,
¡y creímos
saber tanto el uno del otro!
ya no es así.
Y es cierto
lo que dijiste:
en esta etapa, tan diversa,
apenas nos unieron píxeles,
que simbolizaron frases
que ya nada o muy poco tenían, tienen que ver
con nuestras vidas
tal como están
hoy.