sábado, mayo 06, 2023

Ver...de verdad

 Y estaban allí,

 ofreciéndolo todo,


 todo


 a cambio

 de nada.


¡Ese arbusto

colmado de flores amarillas!


en perfecto contraste

con el extensísimo tapete

de hojas también amarillas, en su mayoría,


algunas, ocres.


Y yo... que entonces iba triste,

reflexiva


¡me sentí resucitar!


nada puede con la naturaleza,

¿qué sería de nuestra vida?


¿qué sería más digno y merecedor

de observar, detenerse, admirar,


agradecer por su existencia?


todo cambió

solo al contemplar tremenda belleza;


belleza que no cuesta nada,

salvo nuestros cuidados,

nuestros  mínimos esfuerzos


para su no extinción;


entendí


que mi tristeza,

mis cavilaciones,


eran vanas;


que lo tenía, lo tenemos todo

mas sufrimos por lo que creemos

que nos hace falta;


muchas veces, -no digo en todos los casos-,

poseemos mucho más de lo que necesitamos;


y si adquirimos un objeto,

así sea, un bien muy preciado,


al rato,

al obtenerlo, 

pierde su antiguo valor.


Es algo más

que acumular, 

que ponernos, 

que colocar en un estante;


a veces, muchas,

ni recordamos que existe;


hasta que un día

decidimos que es viejo

y lo regalamos, lo arrojamos por ahí...


¿quién sería capaz

de tirar, porque sí, esos árboles otoñales,

más bellos que cualquier objeto, cuadro, pintura?;


¡no existe fotografía, ni dibujo,

ni pinceles que puedan sustituir

esa presencia, su olor, el dorado que nos inmola


cuando pasamos

y su imagen


se imprime en nuestra mente,

en nuestro corazón


cuando los dejamos atrás!;


aunque, sabemos,

mañana, algún tiempo más subsistirán


y llegará el invierno 

de ramas despojadas,

nevadas en algunos sitios;


más tarde, el verano,

con días ardientes,

frutales, perfumados


para volver a encontrarnos

con el exultante nuevo otoño,

-porque nunca se ve igual-


¡deleite incomparable

 para nuestros ojos!


esas hojas lujosamente ataviadas,

sin pretensiones de elogios, ni de festejos,


rodeando nuestros pasos,

cayendo sobre nuestros hombros,


estemos donde estemos;


hasta el final

de nuestro tránsito.


(Siempre

que logremos detenernos

para ver, ¡de verdad!).


Cristina Del Gaudio

Seguidores