viernes, mayo 26, 2023

Después de la tormenta

 Este es el día de hoy:

 dejó de llover, ¡al fin!


el sol comienza a calentar,

renueva las esperanzas;


todo o algo o demasiado


está por empezar.


¡Nada de turbios pensamientos!


enferman, paralizan,

anulan, detienen pasos valiosos.


De a poco

o de a mucho


reiniciamos

un día nuevo,


¿qué pasará?

¿cambiará en algo

nuestro presagio,


desestimaremos

esos pegajosos temores,


se cumplirán

los buenos augurios,


extinguiendo

tantas vibraciones nefastas?


creo, una vez más,

que lo bueno

prevalecerá.


El sol, entretanto,

se despliega, a sus anchas,


ilumina las fachadas

de los edificios, de las casas,


los bellísimos árboles,

el césped,


¡brilla sobre el techo de tejas

de mi casa preferida!


sus rayos caen, suavemente,

sobre la enredadera violácea;


todo comienza a olvidarse

de la infernal tormenta.


Claro 

que hay personas

que padecieron sus embestidas


con consecuencias terribles:

pérdidas, roturas, inundaciones;


hay gente que puede ayudarlos,

nosotros también, claro,


pero hay quienes

con sus influencias lo consiguen todo


¿qué esperan

para reparar el techo que se voló

a causa de los fuertísimos vientos?


¡se siente 

tan bien el dar!


Cada uno lo que puede,

desde su lugar, desde sus posibilidades,


desde su corazón.


Entendamos que solo dando

de nosotros,


¡compartiendo esas sonrisas,

esa felicidad que quizás, nos costó poco


y sirvió tanto!


¡Dar es darnos!


se trate de objetos, arte, sueños,

alegrías, palabras, comprensión, abrazos,

¡ánimo!


lo que fuera,


seremos más que nunca

lo que siempre deseamos ser.


-aunque no nos hayamos dado cuenta-.


Cristina Del Gaudio

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