Este es el día de hoy:
dejó de llover, ¡al fin!
el sol comienza a calentar,
renueva las esperanzas;
todo o algo o demasiado
está por empezar.
¡Nada de turbios pensamientos!
enferman, paralizan,
anulan, detienen pasos valiosos.
De a poco
o de a mucho
reiniciamos
un día nuevo,
¿qué pasará?
¿cambiará en algo
nuestro presagio,
desestimaremos
esos pegajosos temores,
se cumplirán
los buenos augurios,
extinguiendo
tantas vibraciones nefastas?
creo, una vez más,
que lo bueno
prevalecerá.
El sol, entretanto,
se despliega, a sus anchas,
ilumina las fachadas
de los edificios, de las casas,
los bellísimos árboles,
el césped,
¡brilla sobre el techo de tejas
de mi casa preferida!
sus rayos caen, suavemente,
sobre la enredadera violácea;
todo comienza a olvidarse
de la infernal tormenta.
Claro
que hay personas
que padecieron sus embestidas
con consecuencias terribles:
pérdidas, roturas, inundaciones;
hay gente que puede ayudarlos,
nosotros también, claro,
pero hay quienes
con sus influencias lo consiguen todo
¿qué esperan
para reparar el techo que se voló
a causa de los fuertísimos vientos?
¡se siente
tan bien el dar!
Cada uno lo que puede,
desde su lugar, desde sus posibilidades,
desde su corazón.
Entendamos que solo dando
de nosotros,
¡compartiendo esas sonrisas,
esa felicidad que quizás, nos costó poco
y sirvió tanto!
¡Dar es darnos!
se trate de objetos, arte, sueños,
alegrías, palabras, comprensión, abrazos,
¡ánimo!
lo que fuera,
seremos más que nunca
lo que siempre deseamos ser.
-aunque no nos hayamos dado cuenta-.