domingo, junio 11, 2023

Una marca indeleble

 No salimos de ese sitio juntos,

 no te pedí que me tomaras de la mano,


no temblabas

mientras me aferrabas con fuerza;


 no caminamos

 toooodas esas cuadras;


 no tiritaba

 mi cuerpo, mi alma

 solo por estar a tu lado;


vamos a creer

también


que no fuimos,

no, no fuimos

a ese café que hoy no existe;


ni que me diste ese clavel,

ni que te dije lo que te dije


¡todavía no puedo creerlo!:

te propuse ser más que amigos;


supongamos que tu aspecto

no cambió,


que no comenzaste

a sudar,


que no me respondiste;


pongámosle que entendiste todo

con tranquilidad


o que nunca pasó;


tampoco, aquel primer beso

en la esquina donde aún está la casa

repleta de árboles y enredaderas


iluminados por la luna;


no, eso, podríamos decir

que es una invención poética;


sabés de mi cabeza loca

de escritora,


capaz

de crear, de recrear,

de expresar lo que fuera


-pero nunca de olvidar-;


sí olvidemos ¿te parece?

ese lapso en que estuvimos juntos,

¡todas esas risas, esos besos, esas caricias,

esas miradas, ese deseo!


es preferible

taparlo o negarlo,

quitarlo, cuanto sea posible,

de la mente;


tacharlo,

definitivamente (?)

de nuestra historia


para poder seguir.


Si querés

hacemos lo mismo

con lo que aconteció años después,


en ese departamento horrendo

que vos considerabas un paraíso

(me lo dijiste no hace tanto);


podríamos borrar también

ese año de pasión, algunas controversias,

ternura:


nuestra breve convivencia.


Y luego, la separación...


con todas esas lágrimas,

esa sensación de fracaso,


¡ese miedo!


no es complicado

obviarlo por completo


y ya.


Se deja de pensar,

se enjuaga con fuerza el rostro,

día tras día,


se reinician, una, otra vez,

las cotideaneidades;


se acepta lo que se tiene hoy

y luego y luego también


¿lo que se quiso? ¿lo que se pudo?

¿lo que se soñó?


cuesta.


Porque fue único.


La marca que dejaste en mí

es indeleble:


el principio,

en la otra etapa,


en nuestras "conversaciones"

muchos años después;


finalmente,

ese tanto de demasiado

fue, de algún modo o de muchos modos


disipándose.


Pasó.


Quizás, ambos

lo recordemos

siquiera, en alguna ocasión;


aunque en forma diferente.


Es probable

que aquel niño en pos de mis chiclet´s

todavía retoce dentro tuyo;


mi imagen mental del baño antiguo,

de ese piso destruido,

a lo que llamabas "paraíso"


me hizo reír, 

cada tanto,


pero hoy

también lo asimilo de ese modo;


al igual que vos

tengo en mis pupilas,

en mi espíritu


un retrato muy diferente, 

muy emotivo


de aquel sitio:


¡nuestro "paraíso"!



 

Cristina Del Gaudio

Seguidores