domingo, julio 02, 2023

La mirada fija en otra parte

 En ocasiones

 vuelve


 esa presencia

 que di por olvidada,


 sepultada

 entre los escombros de la memoria;


 mas, de pronto, regresa


 esa sensación o idea

 ¿inocente?, ¿estúpida?, quizás,


 sobre una supuesta seguridad

 que creía tener,


cuando una parte mía

-a la que ignoraba por completo-,


me susurraba al oído

todo lo contrario;


él siempre se estaba yendo


así estuviéramos juntos,

sentados, acostados,

caminando, en el cine,


en cualquier situación, lugar,

en donde sea;


hay una foto

en un sitio hermoso

con vista al río:


se lo ve apoyado

sobre una baranda


con la mirada fija

en otra parte, en ninguna.


Ni siquiera

se dio vuelta


mientras lo fotografiaba.


O ni lo advirtió,

no lo recuerdo.


El estuvo conmigo

un par de años

más o menos;


en verdad, yo estuve con él

y él...¿también?;


pero estas cosas

se advierten con el tiempo,


luego de otras vivencias,

luego de muchas experiencias

tristes, nefastas;


no sé por qué

ante un relato de un hecho ocurrido

en la familia


volvieron a mí

estas cuestiones.


No sé, siquiera,

si conservo esa antigua imagen en cartón,


pero sí

al parecer, dentro de mi cabeza;


¿en mi corazón?


tampoco lo sé.


No hubo despedidas

salvo un último encuentro


luego de algunas "desapariciones"

y "apariciones" posteriores


del tipo en cuestión.


Mentiras y más mentiras


y yo volvía a confiar

¡¡yo volvía a confiar!!


hasta ese último encuentro

que mencioné antes:


Yo iba en el micro

y lo vi parado en la esquina 

en que había, entonces, un café


al que él acudía seguido;


bajé rápidamente

y grité su nombre.


Me vio

y cruzó enseguida.


Nos sentamos

en un acuerdo tipo tácito


en otro café,

enfrente.


No recuerdo bien 

de qué hablamos,


le conté que estaba en pareja,

él me contó algo similar.


No hubo reclamos,

ni pase de facturas,


ignoro

por qué.


me limité a disfrutar,

de algún modo,

de la conversación,


de las miradas,

de lo que fuera.


Nos despedimos.


Me dijo algo así como que había sido un placer o un honor

verme;

(él hablaba de ese modo...)


le dije

algo así como igualmente 


o probablemente, ni eso.


Me dio un beso en la mejilla,

me levanté 


y me fui,

sin mirar atrás.


No lo vi

irse. 


Nunca más

supe nada, en absoluto,


de él, de su vida,

nada de nada.


Cada tanto, como ahora

mis pensamientos

me regresan a ese momento


y creo revivir aquella 

o una similar sensación o idea:


¿inocente, estúpida, 


nostálgica?






Cristina Del Gaudio

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