El cerezo
estalla en flores
y uno ya se convence:
¡la primavera se acerca!
¡que delicia
caminar entre pétalos!,
soñar
con que lo haremos por siempre;
¡cuántas veces
creímos en eternidades
que solo fueron momentos,
personas,
amores,
efímeros!
en definitiva,
lo único eterno
-en que no hay retorno-
es la muerte.
Por eso,
preocuparse y ocuparse
en cuestiones que quizás, nunca ocurran
o nosotros
no lleguemos a la instancia
en que se desencadenen
es absolutamente inútil.
Hoy
el día es maravilloso,
el sol arde,
los niños corren, juegan
en las plazas,
tenemos árboles
que ya han florecido,
tenemos afectos,
tenemos motivos para agradecer,
para no decaer,
¡podemos cantar, bailar, reírnos a más no poder!
hoy es el día
en que todo lo obtendremos,
-al menos, nos ilusionaremos con esa idea-;
y mañana, pasado,
veremos.
Tal vez, nada sea ni será tan terrible
como nuestra imaginación,
en su versión tormentosa,
nos lo instala.
¡Feliz día de hoy!,
¡felices instantes que no se repetirán!