sábado, octubre 07, 2023

¿Sherlock Holmes desocupado?

Lo reconozco.


Imaginé

siempre cosas espantosas,


siempre viviendo

lo nuestro o lo mío o lo tuyo


con desconfianza.


Fui un Sherlock Holmes


en vano.


Luego,

muchos años después


entendí,

entiendo


que no importa


con quién, qué hace,

qué dice, qué promete

o deja de prometer


el o la que sea.


Importan 

los hechos.


Y muchas veces

los hechos me demostraron 

lo contrario


a las telarañas

que entretejía mi mente


¿perturbada?


¡asustada,

desconfiada!


siempre atenta

a un próximo final


que yo misma

ocasionaba.


¡me parece increíble

desde este tiempo,

desde este lugar,


desde esta experiencia!


todos son culpables

hasta que se demuestre lo contrario,


parecía

ser mi consigna de

¿vida?


¡no era vida,

no lo era!


esa ansiedad anticipatoria

constante,


ese negarlo todo

antes de que el otro terminara de explicar

lo que fuera;


esa búsqueda, no sé si inconsciente,

del fracaso, de la pérdida,


¡del todo mal!


nada me convencía 

de lo contrario,


así tuviera todos los elementos

que me indicaran que una relación funcionaba,


que no había engaños,

mentiras, fabulaciones;


¡yo misma las fabulaba!


¡esa maldita manía

de armar historias!


positiva, en algunos casos,

para las ficciones;


en otros,

exterminadora de cualquier posibilidad,


selladora de labios,

de explicaciones,


¡solo yo podía poner las palabras, equívocas o no,

según lo que yo misma había inventado!


hoy 

intento escuchar,


perdono más,

entiendo más,

espero más,


confío más.


Sobre todo,

en el transcurrir de las cosas,

de los hechos


sin necesidad, 

en absoluto,


de esa casi siempre inútil

y/o destructiva 


"investigación".



Cristina Del Gaudio

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