domingo, enero 14, 2024

Fingir que se sigue

 Te extraño.


 Cada vez cuesta más


 seguir fingiendo

 que seguí,


 cuando estuve detenida

 y sigo así,


 aunque me salga bastante bien

 esto del disimulo;


 me quedé parada

 frente a unos ojos

 que tengo tan presentes


 aunque no los vea

 desde hace tiempo;


 me quedé muda


ante unas palabras

que también evoco


y no solo las más recientes;


me quedé rígida:

mi cuerpo sigue anhelando el tuyo,


así

no recuerde, -¿lo recuerdo?-

tu calor, tu olor;


y no sé cómo se sigue

y no sé cuánto dura


este proceso

de "soltar".


-según dicen

es lo que habría que hacer, ¿no?-


nadie puede ponerse

en los zapatos


ni en el corazón

-mucho menos-


de un otro;


todos vivimos 

quien más, quien menos

distintas instancias:


el olvido,

el fingimiento de olvido,


la insistencia

de todo nuestro ser


en algo, en alguien

que aunque sepamos


que jamás volverá

ni escribirá ni telefoneará


no podemos quitárnoslo 

de encima,


ni en días,

ni en mil años.


Es muy difícil.


Es muy triste. 


Seguir mostrándose como si tal cosa,

mientras se está destrozado por dentro;


convertido uno en una especie de enamorado cuasi eterno,

apasionado hasta el delirio


por alguien que tal vez,

poco o nada le ha ofrecido


y sin embargo...


Dirán que, al menos, sirve para escribir

sobre ello,


como en este texto,

en tantos otros.


Y sí.


Es para lo que sirve.





Cristina Del Gaudio

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