Supuestamente,
las tormentas
no son para corazones heridos;
pero la naturaleza
ignora esto:
sigue sus procesos,
más allá de lo que puede o no provocar
¡somos tan pequeñísimos
ante ella!
el sol
no es garantía de dicha,
ni siquiera de bienestar;
pudo haber habido días soleados
muy muy tristes
que coincidieron con rupturas,
con pérdidas de la índole que fueran,
con discusiones, afrentas,
enfermedades, padecimientos;
por el contrario,
días de viento, fríos, lluviosos
como hoy,
plenos de encuentros,
de cafés deliciosos compartidos
o no,
de reencuentros con otros,
con uno mismo;
el clima influye
en muchas cuestiones
pero no condiciona
el estado de ánimo ni las vivencias;
hoy llueve, el viento arrecia,
sin embargo,
acá están mis letras,
siempre entusiastas,
nunca cansadas ni arrepentidas,
listas para acompañarme
despierta, dormida,
en días brillantes,
en días oscuros.