lunes, mayo 20, 2024

Regreso al paraje inmundo de la autocompasión

 Y sí.


 Por más que me lo proponga:

 ahí siguen tus palabras,


 tus comentarios,


 esos emojis


 que renovaban mis ganas de sonreír,

 no digo todos los días

 pero muchos, durante un tiempo


un tiempo 

que podría considerarse breve


pero en mi corazón

se hizo mucho más extenso,


por lo inolvidable,

por ese recordarme 

que aún estoy por acá,


que sigo viva

que sigo sintiendo cosas,


muchas cosas

que creía olvidadas,


que creía eran o son para otros,


-que de hecho,

consideraba privativas

para mí-;


que remitían, remiten a otros tiempos,

otras personas, otro modo de encarar la vida,

las acciones, el sentir...


tiempos


en que no escribía tanto

y hacía más,


en que no contaba tanto

pero vivía más,


en que no hablaba de todo esto ni de mucho más

porque sabía mucho menos sobre cuestiones literarias


pero soñaba más;


mis escritos eran entonces

absolutamente espontáneos,


mucho más vívidos,

apasionados, hasta riesgosos...


En fin,


este tormento

de tenerte todavía en un rincón,

-ya no un "rinconcito"-


del alma,

de los deseos ocultos,

por lo general, imposibles,


revive en mí

cada tanto;


puede que esté regresando,

como lo expresé en otro escrito,

al paraje inmundo de la autocompasión;


algo de eso hay y habrá en este

y seguramente en otros textos;


es que extraño tus mentiras:

tan evidentes pero tan incentivadoras;


extraño tu magia,

la magia de tus ojos, de tu voz,

de tu juventud activa, ávida;


extraño hasta tu ignorarme,

esa espera de un nuevo contacto


ese decir, tantos decires

que quedaron sin respuesta.


No se preocupen,

-no me preocuparé tampoco-,


seguiré contándoles

sobre ese encuentro inesperado


que se transformó en desencuentro


al parecer,

sin retorno,


¿dependerá de mí?


quizás.


No me haré demasiadas expectativas,


no por acabar con la autocompasión,


sino por prolongarla 


hasta el olvido,


(si es que el olvido existe).

Cristina Del Gaudio

Seguidores