Se busca
consciente e inconscientemente
aquí y allá,
en ciertos hechos naftalínicos,
en ciertas carencias, en ciertos abandonos,
en ciertos desamores,
en ciertas pérdidas.
Se busca.
Solo se hallan sucedáneos:
en intereses o desintereses
que apenas o ni apenas
satisfacían, satisfacen
las ansias de un momento, de un día
para luego,
hundirnos aún más en ese insondable vacío;
pasa el tiempo
se sigue probando
con afanosos estudios,
certificaciones, títulos,
insaciables adquisiciones,
amistades que ni merecían ni merecen esa denominación,
amores que ni merecían ni merecen
ser nombrados;
¡nos apuramos!
como si la vida estuviera a punto
de arrojarnos hacia un sitio irretornable
como si las horas se tornaran
más y más amenazantes;
por suerte o no
se crece
y ello incita a darse cuenta,
a "ver"
que lo que tan afanosamente
se buscó por años...¡ya se poseía!
se tenía lo necesario,
materialmente hablando,
también amores, amistades,
ofreciendo contención, afecto, ¡de verdad!
pero no nos satisfacían
o simplemente no reparábamos en ellos.
-Tal vez,
uno no creía
merecerlos-;
se tenían dones,
se tenían habilidades,
aptitudes para...
y se ocultaban, (¿por qué se ocultaban?)
en un inaccesible cofre;
mas se tenía lo más importante de todo:
¡Se tenía, se tiene a uno mismo!