Dicen, algunos,
que escribo cosas tristes;
puede que se cuele, entre mis letras, una pizca o algo más
de nostalgia:
algo vinculado a recuerdos específicos acerca de un amor
que no sé si era o no amor
pero aconteció;
puede que cuente
que soñé y que en el sueño sí era mi amor,
definitivamente,
el único,
o no el único
pero el más recordable.
No quiero entristecerlos,
-lejos está en mí esa intención-,
a veces cuento sobre algo personal,
sobre otros, sobre lo que pasa
o no,
por ahí,
soy más realista que fantasiosa
en ciertas ocasiones;
y ser realista
lo consideran, algunos, -no me refiero a la mayoría-,
triste.
Supongo
se trata de personas que habitan un universo
creado por ellos mismos,
idealizado, para favorecerlos,
para no darse cuenta
de lo tristes
que en verdad, están.
No lo sé,
no estoy segura.
Si te recuerdo así, tan lindísimo,
tan afectuoso, tan apasionado,
tan tan tan...y tan...
¡chau, cuestiones "tristes"!
¿qué importa lo que duró
o si ya no compartimos aquello?
hemos sentido, hecho, vislumbrado,
delirado
lo que pocos...
¡eso es más que suficiente!,
privativo
de algunos.
¡Y nos tocó
a nosotros!
les cuento a estos seres que me consideran triste,
que reír todo el tiempo de todo, de nada,
no llorar porque se lo considera debilidad,
pretender que salió el sol cuando está nublado,
querer ver
lo que no existe ni existió
no tiene que ver con la pena.
Es lo que es,
¡es libertad de observación, de sentires,
de pensamientos!
es lo que se vive, se vivió,
se imaginó, se desea que regrese
o no.