La enredadera,
sí, esa misma,
la de flores color violeta,
hoy se ve
casi totalmente despojada.
Apenas, algo de follaje,
apenas...
sin embargo,
así no me haya prometido nada
ni lo hará,
sé que retornarán
sus impactantes campanillas;
¡claro que sí!
será una vez más
el adorno más preciado
entre el verde de esos arbustos,
su renacer y el de alguno que otro árbol;
¡falta menos
para la entrañable primavera!
De todos modos,
casi desnuda como se la ve,
me detengo igual:
la venero, le agradezco;
obvio,
ella ni se entera,
continúa
con sus ciclos
hasta que la inexorable muerte
la atrape;
-espero que falte mucho tiempo-.
De todos modos,
no faltarán en mi imaginación ni en mi camino,
esa, otra y más enredaderas;
de otras especies, con flores de distinto color,
distinta belleza.
¡Vaya a saber
lo que la naturaleza depara!
ese es su misterio,
el lujo
de su incondicionalidad;
seguirán sucediéndose las estaciones
y natura, aportándonos aire puro,
colores, frescura, ¡ánimo!
acaso, ¿nos parece poco?