Me detuve
en ese mismo punto.
Un sitio
al que nunca olvidé
ni olvidaría;
olía a tierra húmeda,
a clorofila,
a perfume
de primavera;
cerré los ojos:
también olía a vos;
aquel beso
selló algo que se iniciaba
que duró lo que tuvo que durar
o lo que hicimos que durara;
que se repitió,
aunque de diversa manera,
años más tarde;
esa segunda etapa
también duró lo que tuvo que durar
o lo que quisimos que durara
o lo que pudimos lograr que durara;
hubo miles de despedidas.
-Las sigue habiendo-
todavía,
vos allá, tan lejos,
yo, acá, tan lejos.
seguimos despidiéndonos;
¿por amor? ¿por pasión? ¿por nostalgia?
¿porque la vida nos hizo mayores
y no nos resignamos a tantos cambios?
no lo sé.
Solo sé
que te saludo y me despido
en muchos
de mis sueños;
también,
despierta;
solo sé
que siempre te tendré,
te sentiré
en ese espacio
¿del corazón, del alma?
como prefieras;
por cierto,
exclusivamente tuyo.
Para siempre.
"Porque en noches como esta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido"
Pablo Neruda, "20 poemas de amor y una canción desesperada", poema 20. Editorial Losada, Buenos Aires, 1985.