Hay días
en los que pese al frío, al viento,
a la lluvia
nada resulta tan complicado
al punto de ensombrecer nuestro rostro,
nuestro espíritu;
nada nos convence
de abandonar el rumbo,
bajar los brazos,
desistir.
Hay días
en que uno se siente fuerte,
capaz de todo;
¡ quizás la mera idea lo haga real!
así como hay días
en que cuesta levantarse,
días en que hasta el alma
se resiste a despertar,
a reiniciarse,
son esos días
que se nos hacen eternos
¡en que nos sentimos como si hubieran caído
sobre nuestra espalda piedras inmensas!
piedras inmensas
que pueden con todo;
en cambio, nosotros...con nada.
No depende del clima,
ni de lo que obtuvimos o no,
ni siquiera de lo que pensamos o no;
supongo
que esos días nulos o difíciles
existen
para poder valorar,
para agradecer
a aquellos
en los que todo parece iluminarse;
incluso,
en medio de la más feroz tormenta.