Busco
sin saber qué busco:
¿un indicio, algo de información,
una fotografía,
un dato, una palabra?
no lo sé.
Busco,
te busco
como lo hice
siempre o casi siempre;
años deseando que suceda
lo que luego sucedió
y arruiné,
-arruinamos-
diría, definitivamente.
No , ya no hay nada que buscar,
nada que esperar, ni que desear
aunque
en ocasiones,
te me cruces
en un sueño,
en alguna cita de cierto libro,
en algún fragmento de cierta película;
en la calle,
quizás, en alguien parecido,
en un olor,
una mirada,
un gesto.
En fin,
ya no hay nada que pueda decir,
las ilusiones quedaron atrás,
¡tanto sufrir, tanto llorar,
tanto descreer en milagros
para luego, volver a creer!
todo, todo está perdido.
No hay opciones
para un retorno a aquello.
Y sin embargo,
seguí, sigo
y eso que dejé de sentir
aquello y lo de después.
Tranquilo.
(Realmente
dejé de sentirte).
Sí hay un retorno:
hace rato,
¡a mi misma!,
sin presiones,
sin culpas, sin cuentas pendientes.
Así
como me ven
-los que me ven-.
Así
como me leen
-los que me leen-.