Todavía
tengo grabados en mi mente,
mientras voy y vengo y hago y pienso,
-en ocasiones, también en mis sueños-,
tus ojos
que invitaban a entrar
y no querer abandonar jamás
tremenda travesía;
todavía
insisto en el recuerdo,
¿me hace mal?
no sé.
Gratifica el haberlo vivido,
a sabiendas, de que no les es dado
tamaño obsequio a muchos.
Claro que vos estarás por allá,
abrigado y con tus cuestiones;
ni imaginarás,
probablemente,
que sigo aguardando
algún indicio,
-¡aún creo en un destino
reparador!-
mi corazón
no dejará de insistir,
de confiar, de esperar,
¡de tenerte presente
en tu ausencia!
¿todo llega?
quizás.
Si así no lo fuera,
¡es tan lindo volver a gozar
al menos, a través de los recuerdos,
con la certeza
de habernos hallado,
de haber vivido
todo lo que vivimos!
más allá de que
sigamos alejados,
en diferentes latitudes,
con diferentes climas,
situaciones, vidas.
¡Aquí sigo!
de un modo u otro,
ante un hecho cotidiano o no
o simplemente
porque mi inquieta cabeza
vuelve a arrojarme
en cuanto puede,
algo, un poco más,
de todo aquello,
¡no puedo evitar
reescribirte, reescribirnos!
entretanto, ilusionarme
con otra oportunidad.