Hay un espacio
pequeño, infinito:
lo niego a mi cabeza,
-no puedo hacer lo mismo
con mi corazón-;
ese espacio
aunque me pese,
aunque me resista,
aunque me enoje,
es tuyo,
todo tuyo
o nuestro,
-como quieras-;
no sé si te sucederá
algo similar,
no sé.
En ocasiones, me lo pregunto,
en ocasiones, hago como que no existe;
vivo olvidándote,
recordándote,
al unísono;
-pero esto nadie, ni vos
lo saben-;
se trata de seguir,
se trata de resistir,
se trata de no preocupar a otros,
de no preocuparme;
se trata de aceptar
que si por un momento,
reaparece en mi todo aquello,
si habitás por un micro-instante
ese ínfimo pero intenso
sitio
no debería permitírmelo,
no debería abandonarme
a lo que ni siquiera,
¡ni siquiera, sobre todo para vos!
es un recuerdo.