miércoles, agosto 13, 2025

La parte que no renunció

 La fiesta macabra,

 -sí, macabra-


 acabó.


 ¿acabó?


 los vestigios ponzoñosos

 del dolor se adhieren,


 se adhieren 

 de un modo pegajoso,


 parasitario;


 debilita, enferma


 y todo sigue

aunque no siga;


en tanto,

hay una parte que en verdad, siguió;


la parte


que apenas puede,

así lo intente, lo disimule;


inventa


distracciones,

crea, interviene

en conversaciones


poco, nada interesantes,


aun así, insiste en crear.


Sabedor de que la otra parte

no solo lo olvidó,


sino que no se detuvo,


lo superó, 


¿mejoró?


¡quién sabe

por las noches


lo desvelen

aquellas palabras, 

el recuerdo de esas caricias 


elevadas a la milésima potencia!


¡quién sabe!


cuando camina

hacia donde siempre camina


probablemente, perciba

el regreso:


los senderos

de un pasado


que se repiten,

se repiten...


pero él sabe


que no debe ser así,


se lo impone:


¡nunca más 

volver a ello!


¡aunque estallen, sin poder evitarlo,

esas estúpidas lágrimas!


en sus ojos

que ya no son jóvenes


pero lo fueron


¡y lloraron mucho más!

¡y padecieron!


¡y extrañaron!


mientras tanto,


la otra parte lo recuerda

entre miles de canciones,


poemas, frases, actitudes,

personas que pasan, se le parecen;


¡la otra parte

no renunció!


Él decidió renunciar a todo aquello.


¿¡Porque así debe ser!?



Cristina Del Gaudio

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