sábado, febrero 29, 2020

La mejor obra de todas

La empatía,
la sensibilidad,

el ponerse
en el lugar del otro

no parecen
ser buenos "negocios"

para estos tiempos;

¡si apenas,
se puede con uno mismo!

¡si el sol
aquí, allá,
brilla, por suerte,
todavía!

si los árboles
son árboles
donde sea que estén

y arrojan su precioso caudal
en otoño

y nos regalan
bellísimas flores
del color que sea,

en la primavera de aquí

y en la de allá, también;

hay corazones que laten,
hay pasiones, amores
inconclusos,

hay amistades
que no se consolidan

¡tantas trabas,
tantas excusas!

y es una pena,
todo lo es

pues el maldito miedo,
el orgullo,
la vanidad

no autorizan

a vibrar,
a salirse del esquema
archi-conocido,

incorporado, firmemente,
en nuestra cabeza,
en nuestro pensar diario,

¡muchísimas veces
acorralado, solo,
cansado sin sueño ni sueños,
aburrido!

cuando es tan valioso
que aún y pese a todo
lo que ocurre,

aquí

-y también allá-,

el corazón despierte,
¡y lata para avisárnoslo!

es todo.

No hay más,

no hay nada,
absolutamente,

que reemplace
esas sensaciones,

esas conversaciones
estimulantes,

esos intercambios,
duren lo que tengan que durar,
un día, toda una existencia;

esos abrazos
de oso,
en ocasiones,
virtuales

o no tanto,

¿Qué puede superar eso?

¿el dinero?
¿el poseer cosas valiosas?

el poseer,
el hábito de poseer

lo que se desea,
lo que fuera

lleva a terrenos insondables
e irretornables;

lleva al desprecio
por todo lo que no "suma"
en el orden de lo material,
lo honorífico, lo exitoso;

aleja,
aísla,
instala en un pedestal ficticio
a quien armó todo ese circo

y hoy
se siente así
de mal

sin saber el motivo;

y busca
sin tener idea de qué busca,

sin advertir ni por un instante
que en esa búsqueda insaciable,
inexplicable
o explicable,

entristece almas,
rompe ilusiones,

arrasa con todo
y luego no entiende

o dice no entender
nada

o finge.

¿Cómo saberlo?

una vez instalado en el rol principal
no ha de ser fácil

cubrir papeles
que siempre ¡siempre!

le parecerán secundarios;

así, se tratara de la mejor obra,
la mejor de todas,
la más importante:

su vida.

Cristina Del Gaudio

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