sábado, septiembre 26, 2020

Peor que la nada

Entendí.

(Supongo).


Mi alma,

mis sentimientos más auténticos,

le pertenecen.


No a aquel

que no supo advertirlos,

ni valorarlos,


ni lo intentó.


No a aquel

a quien no importa

si estoy, si me fui,

qué hago, cuándo, cómo,

con quién


el que no repara, en absoluto,

en mis estados de ánimo,


para el que no tiene la menor relevancia

si soy o no feliz;


mi amor

es de quien, en verdad,

me ama.


No necesita 

expresarse con altisonantes frases,


pues esos panegíricos,

no son más que parte del disfraz

que tantos adoptan


en pos de convencernos;


mi amor,

el que es,

no el que finge serlo


es feliz

si lo soy,


se preocupa,

me apoya

si algo malo me sucede;


me acompaña

en mis dudas,


acepta, comprende

a mis indomables demonios;


los doma, los apacigua,

¡los abraza!


Mi amor


me conoce

más de lo que alcancé,

alcanzo


a conocerme yo.


No hacen falta

grandes exhibiciones,

elocuentes verborragias,

ni flores, ningún obsequio,


¡no, nada de eso!


el amor

si es real


es para siempre.


Quien nos ama

está ahí,

no inventa excusas,


no oculta, no miente,

no dice lo que no siente

solo por lograr un objetivo;


quien nos ama

quien le importa de nosotros

está presente;


tal vez, no todo el tiempo

pero todo el que puede;


no desvaría, preguntándose,

cuestionándolo todo;


no se pierde, 

no utiliza vanos ardides.


Es concreto.

Existe.

Es de verdad.


Solo basta

reconocerlo


y no dejarlo ir

por arrojarse tras esas quimeras,

plenas de elogios insustanciales,


engañosos ardides

basados, únicamente,

en la fantasía, producto de la imposibilidad,


que solo dejan

en nuestro espíritu


oscuros, lastimosos residuos


que arañan, roen los huesos,


atemorizan,

aniquilan las ansias,


¡nos consumen!


es mucho, muchísimo peor


que la nada.





Cristina Del Gaudio

Seguidores