No podías creer
que me hubiera enamorado de nuevo
de vos.
Y así fue,
así es;
descarté obsesión,
descarté manipulación (nunca fui manipuladora),
descarté evocación de nuestra antigua historia;
pasa el tiempo
y no se cura
esto que roe,
que hace sentir tan sola al alma
y también, tan acompañada;
esto que de pronto
porta cualquier canción
o una en particular,
una frase,
un comentario,
un rostro,
una situación, la que fuera,
al despertar,
al dormirme,
durante el día
o la noche;
y claro, en algunos sueños,
no todos tan felices, pero...
Ya ves
sigue pasando el tiempo
y este sentimiento
-al menos, el mío-
sigue ardiendo,
perturbándome;
ese beso sigue estando presente,
el de aquella vez
y el que quiso repetirse
y nunca se pudo;
o no se quiso,
o no tuvimos el valor;
sigue rondando en mi cabeza,
en mi pensar diario
el por qué
si pudo salir bien,
si pudo existir ese café
con libro incluido,
si pudo darse ese abrazo
tan planeado e imaginado
durante todo ese tiempo,
¿por qué no sucedió?
sigo buscándote
sabiendo que no voy a hallarte,
en personas, actividades,
entretenimientos que no me entretienen;
antiguas lecturas
que remiten a amores contrariados,
difíciles,
¿platónicos?
no sé si lo que nosotros vivimos
es lo más frecuente,
no sé qué hicieron, qué hacen otros
en una situación similar.
Quizás, algunos se hayan encontrado
y todo haya acabado del peor modo;
En cambio, tal vez, con otros
haya sucedido, suceda todo lo contrario;
vos estás ahí,
¿leyéndome? ¡qué importa!
padeciendo, probablemente,
cuestiones similares;
puedo percibirte,
aunque no tenga el menor indicio,
foto, palabra, noticia;
yo sigo escribiéndote
como si me leyeras
¿será locura?
no lo sé
pero me hace brillar los ojos
y creer
por un rato, apenas -y no es poco-,
en la posibilidad de esa lectura,
en lo que opinarás;
si borrás o no mis mensajes,
si los eliminás
para al menos, de esa manera,
eliminarme
¡de una vez por todas!
de tu mente,
de tu alma,
de tus latidos
como pretendiste y pretendés hacerlo,
desde hace... años.