Quiso desplazarte.
Antes,
después
muchísimo después,
incluso
en mis recuerdos.
¿Cómo pudo siquiera, imaginarlo?
Nada, nadie, ninguno, jamás
podrá con tanto
ni con este tan poco,
ni siquiera con este olvido
¿definitivo?
¡Nada, nadie, ninguno, jamás!
mi corazón
se ha quebrado;
solo suspiros,
siempre suspiros
que son aire,
inspiración, deseos de que lleguen,
de que alcancen algo de tu ser,
de tu figura,
de tu pelo, tu mirada, tu boca, tus abrazos.
En fin, anhelos postergados,
una, otra vez,
¡cuánta impotencia!
por eso,
no por lo que pensaste o pensás,
preferí alejarme,
alejarte;
siempre perderías,
no lograrías, jamás,
ocupar, ni por un segundo,
su lugar
ni en mis pensamientos,
ni en mi piel, ni en mi espíritu;
un adiós
hubiera sido innecesario.
Bastó con cerrarte el paso
en mil modos,
bastó
con negártelo todo,
con no querer, siquiera,
compartir un encuentro;
pero volviendo a "vos",
de nuevo a vos:
¿cómo no pudimos,
cómo no fuimos capaces, audaces,
ni tan voraces
como creíamos, nos prometíamos,
al escribirnos todo?
¿fue demasiado?
¿cómo no se te ocurrió
que otro, otros lo intentarían?:
darme eso que solo vos pudiste,
podés, podrías
-lo sabés-;
por eso te apartaste.
Ni una lágrima, ni un beso de despedida,
ni el roce de tu mano,
ni un abrazo,
ni el libro, ni el café...
Te fuiste
sabedor de tu no regreso,
sabedor
de tu huida,
¿de mí? ¿de vos? ¿de aquello?
¿de lo que sucedería si....?
no lo sé.
Hoy, tan lejos
ambos
de todo lo que pasó después
que fue peor,
¡mucho peor!
me odiaste un tiempo,
te odié un tiempo,
quizás, para no olvidarnos
el uno del otro,
¡para recordar, por siempre,
aun sin haberlas revivido,
esas irrepetibles, irreemplazables
sensaciones!