¿la que andaba en su bicicleta verde,
sin parar
atravesando muchas, muchísimas cuadras
hasta llegar al río
y regresar, más de una vez,
con la cadena en la mano?
¿soy la que trabajaba
en esas empresas dictatoriales
en que se controlaba
hasta el tiempo en que se permanecía en el baño?
Acaso, ¿la que luego buscó por su cuenta
y se auto-descubrió una muy buena vendedora
y cambió de rumbo,
de gente, de hábitos, de vestimenta?
¿Soy la que estudió un tiempo teatro
y actuó en un grupo vocacional
durante unos años
para luego descubrir
que no era, en verdad, su vocación?
¿Tal vez, la que tuvo siempre
la misma vocación
pero le llevó
mucho tiempo descubrirla?
y aquí estoy:
leyendo, escribiendo, corrigiendo,
siempre entre papeles, computadora, celular,
¡servilletas en los bares!
no crean que no reniego
de esta condición
¡claro que sí!
todos soñamos, a veces,
con ser alguien distinto al que somos,
-no entiendo
el por qué-.
Disfruto contarles esto:
escribo desde muy chica,
cuando no me creía escritora
ni nada similar;
mucho menos,
imaginaba que tiempo después me leerían otras personas
fuera de las de mi entorno.
Y llegó el día
en que publiqué mi pequeño primer libro.
En fin, me atreví a enfrentarme a mi sentido:
el de ofrecer mis letras a otros,
fuera del ámbito familiar, escolar, laboral,
¡alcanzar almas, corazones desconocidos!
aún me sorprendo
cuando descubro lecturas
de personas de otros países,
algunos exóticos,
muy lejanos;
aunque nos acerca
este medio
¡los sentimientos
se comparten!
así las costumbres, los idiomas,
las creencias, sean diferentes.
Me siento una
con todos,
sean de donde sean;
mi segundo libro
me abrió caminos inimaginables,
es como mi "currículum".
¡Mi blog!
me acercó a esos otros universos,
a ese intercambio
con otras voces, otras cabezas,
otros modos de verlo todo,
de pensarlo todo
pero con una importante
coincidencia:
todo lo inherente
al ser humano,
sus necesidades básicas,
su búsqueda del amor,
sus dolores, sus preocupaciones,
sus carencias, sus goces.
¡Ese "otro"
soy yo!
Me uno
a su propia catarsis
hilvano mis historias
a las suyas.
Somos
lo mismo.
Somos
lo que somos,
lo que hacemos,
lo que vinimos a hacer.
En especial,
cuando el arte
lo envuelve todo.