domingo, junio 20, 2021

Sin lágrimas

Ella

nunca pudo llorar.


Tal vez,

se lo impidió;


quizás,

ignore que es como una explosión,


que no se planifica,

 

simplemente, surge,


proviene de ciertas reflexiones, imágenes,

expresiones,


asociadas de inmediato

o luego de un tiempo,

a recuerdos.


Recuerdos

que remiten a pérdidas,

a padecimientos,

 

a viejas heridas sin cicatrizar.


Es probable

que en su caso,

las haya ocultado


asegurándose muy bien

el no volver a hallarlas

jamás;


si algo tan temido sucediera,

siempre tendría a mano


el placebo.


Entonces,


¿desea o no

lograr ese desahogo?

¿querría soltar esas tantas lágrimas

sofocadas por años?


imagino que no.


Es posible

que le aterre encontrarse

con ciertas verdades


que finge

haber olvidado.


Es probable

que las haya reemplazado

por tranquilizadoras, mullidas

mentiras.


Así es que la vida pasa,

los días y las noches

se transformaron en lo mismo.


Supongo que su almohada

nunca  supo de llanto.


(supongo que seguirá sin saberlo).






sábado, junio 12, 2021

Esos días

Esos días

en que no se encuentra nada,


ni lo que se encuentra

a diario;


mucho menos,

aquello que se busca

o ya se dejó de buscar;


días insípidos,


días que pasan

y no pudimos,


no quisimos,

no les pusimos ganas,


no hicimos nada

para que se eternizaran.


¡Son tan pocos

los momentos que bien valen un retrato,

una historia, un poema, un relato, una canción!


los valoramos

cuando ya los perdimos,


así de extraños somos,

así de desagradecidos;


deberíamos cantar, reír, festejar

en nombre de esos días tan bien vividos,


los días de las aventuras, del placer,

de las locuras;


los días sin preocupaciones

ni ocupaciones más importantes

de las que duran, quizás, un instante


pero se adhieren

tan firmemente al bagaje de recuerdos


que es imposible

exterminarlas;


ocupaciones que en verdad son despreocupaciones,

quizás, con algo de mentiras, de promesas a no cumplir

jamás,


con juramentos convenientes


¡que de todas formas

valen un mundo!


¡bravo por aquellos tiempos!


hoy los vemos

tan lejanos


intangibles,


solos como estamos,


perdidos, cansados, abrumados,


sin saber cómo sigue todo,

si sigue,


¿cómo seguiremos?


¿cómo resistiremos?


daríamos lo que fuera por un solo segundo

de aquello,


a pesar

de su condición de efímero,


significó la esperanza

que hoy añoramos,


el beso

que tal vez nunca retorne;


el abrazo, la caricia,

la entrega.


Ese momento, durara lo que durara

probablemente, nos parecía tan poco


y hoy,

ahora mismo


¡significaría todo!

jueves, junio 10, 2021

Persiguiendo a una sombra

Mientras pensaba

en una nueva oportunidad,

me dije: ¿es lo que deseo?


y no, no realmente,


solo se convirtió en hábito;


de tanto y tanto ansiar

lo que fuera, a quien fuera


¡uno no puede creer

que de pronto, sin saber por qué,

ya no se experimenten

esas tan trilladas inquietudes!


Uno se cansa

de amar y no ser amado;


-también, de creer

que eso le ocurre-;


le agota demasiado seguir escribiendo,

esperando, en vano, una respuesta,


¡rogando!


todo por conseguir...


todo por conseguir...


a quien

no quiere ser conseguido,


a quien

no importamos nada


y desde hace rato,

tal vez, nunca;


Pero ese empecinamiento,

nos hizo convertirlo en el blanco

de nuestras desdichas, de nuestros fracasos,


de nuestras necesidades,

sean las que fueran;


ese maldito laberinto de recuerdos

que escapan, de tanto en tanto,

del arcón que debería ser inexpugnable.


Sucede, entonces, que nuestra imaginación vuela

hasta ese momento, hasta lo que pudo ser distinto

en ese mismo momento


hasta lo que podría ser

todavía.


Y no.


Es solo uno

combatiendo,

persiguiendo a una sombra,


la de alguien a quien consideramos 

fue, es y será

el mágico hacedor de nuestra felicidad,


el deconstructor

de toda esta miseria emocional,

de toda esta soledad que agita, cansa,


¡envenena!


de todos estos miedos,

estas precauciones, estos no se puede,

este encierro;


pero un día, deja de doler,

deja de ser la zanahoria tras la cual 

corremos, -aun en sueños-,


porque no existe.


Pues ese otro ser,

el de muchos años después,


perdió el antiguo encanto,

perdió las ganas, 

la frescura, el decir;


quizás, esté aún más perdido

que nosotros mismos.


Entonces 

no queda alternativa.


Se intenta volver

 a nuestra esencia, a nuestro yo,


seguramente,

hay cuestiones por resolver


antes de que se nos de por escoger

al siguiente vaciadero de nuestras penas:


¿una nueva "víctima"?



Cristina Del Gaudio

Seguidores