miércoles, enero 19, 2022

Amamantarse de sueños

 ¿En qué fragmento

 de tiempo,

 de mi tiempo,


del tiempo

de todos los que estamos por acá,


decidí -o tal vez, fue miedo-


comenzar a quererme?


No se trata de comprarme objetos,

ni de maquillarme,


ni de intentar

ser la que no soy 

ni sería, ni seré;


se trata

de entender mis debilidades,


de aceptar

mis limitaciones


y no sentirme limitada,


todo a la vez;


se trata

de no juzgarme tan duramente,


de valorar lo que hice

pues es lo que pude, cuanto pude,

cuanto deseé;


se trata

de comprender

que ciertas cuestiones fueron de otra época, otra edad,

otras circunstancias;


que aquella que fuí

ya no existe,


así, conserve

algunos detalles, ciertos pensamientos,


las letras, claro,

siempre ellas.


Me dicen que es porque es lo que me gusta,

no lo sé.


No puedo explicar

por qué antes, ahora y después también


busqué, busco, buscaré

un hogar, ese hogar tan particular


que solo 

hallo entre estos signos, frases

que para algunos, apenas dicen algo,


para mí

dicen mucho


y no solo de mí misma,


de tantos

que también andan en busca

de cierto refugio


o ya lo hallaron,

¿quién sabe?


en fin,


cuidaré de mí

como si fuera mi propia madre


pero no la que critica, persigue, acosa;


la madre en cuyo regazo

se siente uno tan a salvo,


tan en paz,


tan elegido,

amado, aceptado


así, con miles de desastres,

con miles de aciertos,


con miles de dudas,

de temores, de cuestionamientos;


me amamantaré de sueños,

de autoconfianza, de fe en mis logros,


de orgullo,


enorme orgullo


porque con mis pros y mis contras


me atreví

¡me atreví!


a expresar lo que siento,

lo que deseo, lo que pienso;


a ser no la mejor ni la peor,

ni la más o menos.


Simplemente, 

básicamente


a ser quien soy.





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Cristina Del Gaudio

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