jueves, septiembre 22, 2022

Fascinante lobreguez

 Sus desbordantes balcones,

 despintados, deteriorados

 por los tantos años transcurridos;


me parece verlos

como alguna vez fueron

o estuvieron;


me parece oír

voces, pisadas, corridas,

gritos, llantos, risas;


¡la casa

tiene vida!


aunque muchos

no la vean así,


aunque no la vean.


Hubo gente

que como todos, en todas partes,

sufrieron por amor, sufrieron pérdidas

de diversa índole,


sufrieron.


Pero también hubo festejos

en el gran salón,


¿el que se oculta

detrás de la inmensa puerta

de entrada?


¿en la cocina,

en otra parte?


¡quien sabe!


la casa


me llama

con su silencio majestuoso,


no creo

que pueda ingresar;


habrá cámaras,

algún dueño que controle;


desde afuera

me parece verla por entero;


es extraño


el por qué me detuve

un día,


sigo deteniéndome

y nunca es igual,


siempre hay detalles,

siempre imagino situaciones,


lo cierto

es que me encantaría


conocerla;


a pesar de las ruinas,

de la suciedad, del moho


que seguramente

la invadirán por completo;


algo de mí,

de algún antepasado,


podría haber estado allí,


haber pertenecido

a la magia de esos recintos,


gozado de sus olores,

de su sabor;


me parece sentir

su aliento cálido o gélido, según,


invitándome

a conocer sus secretos;


no sé qué hacer

con todas esas sensaciones.


Apenas, escribir,

esbozar

algo, parte


de lo que me hace experimentar,

de lo que me significa o creo que me significa;


el pequeño jardín,

abandonado, el pasto sin cortar, seco,


testigo, quizás, de corridas, griteríos

infantiles;


tal vez, hubo rosas u otras flores

tal vez, una hamaca,

tal vez, tanto


¡y hoy,

el vacío!


por alguna o varias razones

sé que hubiera sido feliz

allí.


Probablemente,

lo fui.


No lo sabré nunca,

mucho menos, si no ingreso.


En esa casa

pudieron haberse refugiado 

mis borradores,

mis fotografías,


mis libros, mis sueños;


tanto

y tan poco;


¿hay ausencias

que claman por mí

o es lo que quisiera que pasara?


mis ausencias

saben de ausencias


así, las de esta casa

sean remotas;


¡la casa!


tuvo o pretendió tener

lo que yo no tuve

o no fui capaz de tener;


¡es tan escaso, nada,

lo que sé!


solo intuición, suposiciones,


imágenes a las que mi espíritu

da forma, movimiento;


la casa:


¡No puedo dejar

de pensarla mía!


pues en mi piel, en mis sentidos,

en mi interior,

se desliza, inexplicablemente,


esa fascinante lobreguez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores