domingo, abril 23, 2023

Espera inútil

 Pasó el tiempo.


 Hay un parecido,

 claro que lo hay;


pero ninguno es reemplazable.


No bastan algunas similitudes


en la actitud,

en la mirada,

en cierta picardía,

en el vocabulario;


¿habilidad?

¿postura?


nadie va a reemplazar

a ese alguien que al menos para ella,

fue, será único;


lo intenta

lo intentaría


pero no;


no están las ganas,

no está aquella frescura,

aquella sorpresa,


aquel despertar

entre nubes, entre flores,


entre globos de colores;


no tiembla,

no se emociona,


¡no delira de pasión!


no, no es

ni sería lo mismo;


muy parecido

¡pero tan distinto!


no quiere pensar

en que un día va a partir


¡sin haberlo visto más,

ni por un rato!


no es cuestión

de canjes,


de buscarlo en cualquiera,


de empeñarse

en que su figura,

su voz, su boca, sus besos,

sus caricias


se reflejen, de igual modo,

en otro;


así como nunca volverá 

a ver a sus abuelos,

a tantos seres queridos


y no podría ni intentaría

sustituirlos.


Es indudable

que no tiene alternativa:


deberá aceptar

esa presencia-ausencia,


sin saber si está bien o mal,

qué es de su vida, qué hace,

qué quiso hacer y no pudo, 


con quién está

o ya no está;


(si todavía

la recuerda).


Tampoco tendrá noticias

del lugar en donde habita,


si se mudó,


o si está cerca,

muy cerca.


Da igual.


Su ex-mundo maravilloso

se transformó en una serie de rituales insulsos

combinados con esa maldita, inútil espera:


la de aquel a quien tanto extraña,


¿el mismo

a quien tal vez,


dejó ir?



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Cristina Del Gaudio

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